La fecha de instalación de los escáneres en los puertos del país es el secreto mejor guardado. Confidencial. Se mantiene en reserva por ‘seguridad’. Lo único cierto es que no pasará un solo contenedor sin revisar. Todos, sin excepción, serán escaneados por estos equipos que detectarán toda clase de droga camuflada en su interior.

Así, los grupos narcodelictivos que contaminan con sustancias ilícitas la carga de exportación serán ‘golpeados’ con los decomisos de su producción. Ni encomendándose a la ‘santa muerte’, una calavera cubierta con una túnica que veneran los carteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, presentes en el país, evadirán este control que paulatinamente usarán los ocho puertos del país desde el próximo año, con una inversión que alcanza los $ 55 millones.

“Con estas máquinas, se pueden revisar las paredes, pisos y detectar si hay algún tipo de contaminación”, explica Felipe Ochoa, subdirector de operaciones del Servicio Nacional de Aduana del Ecuador (Senae), entidad responsable de que se cumpla el decreto ejecutivo 227, que obligaba el uso de escáneres en las terminales portuarias y fijaba como plazo máximo el mes pasado.

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Los tiempos no se cumplieron porque cada escáner se fabrica a la medida y se importa desde el extranjero, lo que sumado a su instalación en el país puede tardar más de un año.

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En Ecuador, dos de los ocho puertos que movilizan contenedores tienen escáneres: DP World Posorja, desde su creación (en 2019) y el puerto de Manta desde este año.

Los escáneres son una parte de un conjunto de medidas que se tienen que tomar para hacer un puerto seguro

Iván Woldarsky, gerente de seguridad de DP World Posorja

Mientras, Milton Lalama, director de la Cámara Marítima del Ecuador (Camae), cree que estos equipos son una “gran medida” para minimizar la contaminación de los contenedores que se realiza, añade, a lo largo de la cadena logística, desde los centros de producción y depósitos, hasta llegar a los operadores portuarios.

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Con los escáneres funcionando en todas las terminales se prevé un incremento en las incautaciones del país, que en este año, hasta el 30 de noviembre, superan las 177,6 toneladas de droga, valoradas en más de $ 8.500 millones.

Sin estas herramientas, la Policía alcanzó una cifra récord de decomisos de sustancias ilícitas en puertos en el 2022. Hasta el 21 de noviembre sumaban 68,6 toneladas (t), 25 % más que en 2021 (54 t) y 197 % más que en 2020 (23 t).

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La mayoría de las detecciones de este año, el 87 % (60 t), se concentran en tres operadores: en el público Contecon, el segundo puerto que más carga moviliza en Guayaquil -6,2 millones de toneladas en 2021-, se decomisaron 36 t de drogas; en DP World Posorja, el tercero que maneja esta actividad -3 millones de toneladas-, se hallaron 19 t; y en el privado TPG o Inarpi, que lidera el negocio -8,4 millones de toneladas-, se encontraron 5 t.

Los directivos de este último puerto no aceptaron una entrevista con este Diario, pero la Asociación de Terminales Portuarios Privados del Ecuador (Asotep) respondió por ellos al indicar que “por política de seguridad y de prevención, no pueden exponer en detalle las medidas adoptadas”.

Uno de los últimos decomisos se realizó el 13 de noviembre, en una terminal. En cajas de banano, de un contenedor que tenía como destino Países Bajos (Holanda), sacaron 1.356 paquetes con clorhidrato de cocaína (1,3 t), valorados en $ 100 millones en Europa.

“Los controles funcionan”, considera el gerente de Contecon, Javier Lancha, quien destaca que, pese a que la mayoría de exportaciones son hacia destinos ‘sensibles’, este año disminuyeron (6 %) los decomisos en su terminal y una cifra superior -que no detalló- en el exterior. “Tenemos claro dónde tenemos que reforzar, y es lo que estamos haciendo”.

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Todos los camiones que ingresan a la terminal de DP World Posorja son escaneados por un equipo tecnológico. Foto: José Beltrán

En Contecon ya se realizan adecuaciones físicas para incorporar los escáneres que, asegura, sugirieron a la Autoridad Portuaria desde 2014. Pero no podían adquirirlos, porque -añade- requerían normas que se elaboraron este año.

Los controles portuarios son similares en todas las terminales y empiezan desde que las empresas exportadoras obtienen una cita para que su carga sea recibida en los puertos. Con varias semanas de anticipación, envían los datos del conductor, del camión, del chofer y la carga, que llega con un sello enumerado desde la finca o industria, información que es verificada durante los primeros filtros de seguridad.

En el caso del puerto de DP World Posorja, el primer filtro queda en la vía Playas -Posorja, a 21 km de esta terminal portuaria. El conductor detiene su marcha para que el personal de la concesionaria chequee en un dispositivo portátil la cita agendada y que el contenedor esté sellado; luego, avanza hasta la entrada al puerto, en donde se constata la información del cargamento, antes de darle el paso hacia el escáner.

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Mientras sigue el vehículo, a una velocidad de unos 20 km/hora, la máquina toma capturas, como una radiografía, y se las envía digitalmente a la Policía. Estas imágenes son observadas, en tiempo real, y analizadas por grupo de técnicos a través de una veintena de pantallas, en el centro de monitoreo de Senae, inaugurado el mes pasado en un sector confidencial. Desde ahí, los agentes pueden acceder a las cámaras de toda la terminal.

“Podemos tener la mejor tecnología del mundo, pero si hay una persona contaminada revisando las imágenes no sirve de nada”, admite Ochoa, subdirector del Senae, quien asegura que el personal del centro pasó por pruebas de ‘integridad’ y de polígrafo. Además, considera que será difícil ‘sobornar’ a los operadores, porque desconocen el contenedor que visualizan, su numeración y el puerto donde está.

La Policía, con base en las imágenes, determina si el contenedor requiere una inspección más profunda, explica Iván Woldarsky, gerente de seguridad de DP World Posorja.

Operadores de DP World en Posorja realizan el monitoreo de todas las actividades del puerto a través de cámaras de video. Foto: José Beltrán

Los contenedores son trasladados a un patio para su revisión, con canes y ante la presencia de un representante de la carga. “Si se encuentra algún tipo de contaminación, se aísla el área y se llama al fiscal para iniciar el proceso (investigativo)”, añade el directivo.

En Contecon y DP World Posorja tienen un circuito de cámaras que captan todas las operaciones y alertan, por ejemplo, si hay un trabajador caminando por los patios -que está prohibido- o si está en un área donde no tiene acceso. Se controla, además, el tiempo que tarda un contenedor al desplazarse desde el ingreso hasta el patio, al descargarlos y moverlos a otros puntos.

Y antes de embarcar los contenedores a los buques, la Policía hace otra inspección de los sellos, que no hayan sido vulnerados, y de otro grupo de contenedores. Si todo está bien, son dispuestos con grúas en la embarcación, también examinada por la unidad de guardacostas y buzos, mientras acodera en el muelle. (I)