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‘El caso no avanza, está en un círculo, cada agente que coge el proceso realiza las mismas pericias’: siete años de la desaparición de joven estudiante en Machala

Luzmila Ramírez Suárez es oriunda de Quevedo, pero obtuvo un cupo para estudiar Medicina en la Universidad Técnica de Machala, en El Oro.

Alexandra Suárez ha recorrido todos los medios informando sobre la desaparición de Luzmila, su hermana materna. Foto: Cortesía

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De no haber desaparecido, Luzmila Elizabeth Ramírez Suárez estaría por terminar su carrera como médica. La búsqueda de ese sueño derivó en su desaparición.

Luego de terminar el bachillerato en la Unidad Educativa Quevedo, y obtener un puntaje de 860/100 en el entonces Sistema Nacional de Nivelación y Admisión (SNNA), la joven obtuvo un cupo para estudiar Medicina en la Universidad Técnica de Machala, en la provincia de El Oro.

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En busca de su sueño de ser doctora, el 2 de octubre del 2016, la joven de 18 años viajó desde su natal Quevedo al cantón Huaquillas. Por una semana estuvo en la casa de un familiar, la prima de su madre, ahí pernoctó hasta el lunes 10 de octubre, día de su desaparición.

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Alexandra Suárez, hermana materna de Luzmila, recuerda que ‘Luz’, como le decía, por su alta calificación fue exonerada del preuniversitario y solo debía inscribirse al primer año de Medicina.

Ese día, el 10 de octubre, Luzmila salió de Huaquillas pasadas las 07:00, luego de viajar por dos horas habría llegado a la universidad para averiguar sobre el proceso de matriculación.

“Ese día hablé con ella por unos 15 minutos, cuando estaba llegando a la universidad, le dije que le iba a poner una recarga a su celular (…) a las 10:30 la llamé y su celular salía apagado”, cuenta Alexandra precisando que la última conexión en WhatsApp de Luzmila fue a las 10:15.

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En el transcurso del día hasta las 19:00, Alexandra siguió llamando a su hermana, pero jamás pudo volver a escuchar su voz.

“Para esas horas (19:00) pensé que se le habían robado el celular, a las 23:00 me llamó la señora donde ella se estaba quedando y me dice que ‘Luz’ no había llegado a casa”, relata Alexandra.

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Miles de pensamientos se cruzaron por la mente de ella y su madre, Nelly Suárez, ambas presintieron que algo inusual había pasado.

“Luzmila es una joven tranquila, tiene una discapacidad visual del 52 %. No es una persona que se alejaría de su familia “, cuenta Alexandra.

La mañana siguiente, el 11 de octubre, la madre de Luzmila, acudió a la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Extorsión y Secuestro (Dinased) de Quevedo para presentar la denuncia, sin embargo, ahí no le receptaron aduciendo que la desaparición ocurrió en El Oro.

Tras la negativa de los agentes, la madre de Luzmila viajó ocho horas desde Quevedo a Machala y a las 22:00 de ese día, 11 de octubre, pudo denunciar sin que hasta la fecha se hayan encontrado rastros de de su hija.

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Para Nelly Suárez, una parte de su vida se apagó ese 10 de octubre con la desaparición de su segunda hija. El tiempo se detuvo y solo le pide a Dios que antes de partir de este mundo le permita volver a encontrarse con su ‘Luz’.

“Solo deseamos que esté bien, sé que está viva, sé que por alguna razón no se ha podido reunir con su familia, pero sé que volveré a encontrarme con mi hija”, sostiene Nelly.

El 28 de marzo del 2022 ella y Alexandra recorrieron siete ciudades del país en la segunda caravana por las personas desaparecidas en Ecuador. El objetivo fue exigir justicia, sin embargo, pese a ello el caso sigue estancado.

Guayaquil 23 abril 2023. Casos abiertos Foto: El Universo

Ante la falta de respuestas, Alexandra acudió a la universidad donde estuvo Luzmila por última vez, ahí logró averiguar que ella nunca pudo inscribirse.

Familiares de la joven indican que durante estos años la gestión de los agentes investigadores no ha sido suficiente. Creen que esto hizo que se pierdan pistas que pudieran dar con el paradero de la joven.

Siete meses después de la desaparición de Luzmila, los investigadores lograron ubicar el celular de la estudiante. Un hombre fue detenido temporalmente, pero luego fue liberado.

“Hubo un detenido, pero él pudo comprobar que fue un comprador de buena fe. Lo detuvieron por 24 horas, el celular de mi hermana aún reposa como evidencia en la Policía”, precisa la familiar, indicando que el teléfono de Luzmila pasó a manos de tres personas.

Uno de los primeros compradores es quien se ha hecho “humo”, pese a estar identificado. “Él aduce que el celular lo compró a un transeúnte y que no sabe quién es”, indica la hermana de Luzmila.

Tras seis años y seis meses de la desaparición de la quevedeña, sus familiares no pierden la fe y esperanza de encontrarla. Durante estos años han realizado plantones y han acudido hasta organismos internacionales para poder obtener respuestas y presionar para que se acelere el proceso de investigación.

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“El caso no avanza, está en un círculo, cada agente que coge el proceso realiza las mismas pericias, las mismas diligencia sin que hasta la vez podamos saber algo de mi hermana”, concluye Alexandra, recordando que el 5 de abril Luzmila cumplía 25 años. (I)

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