La lucha entre bandas en el sistema carcelario del país ha dejado en los últimos dos años cientos de víctimas, pero otra causa silenciosa de decesos ha sido el COVID-19. En el sistema penitenciario de Ecuador han muerto 167 reclusos con este virus.

Información proporcionada a este Diario por el Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI) refiere que este número de muertes por COVID-19 se registró entre el 2020 y 2021. La cifra de fallecidos en esta ola de contagios que se presentó en el país este año 2022 aún se está procesando.

Los especialistas indican que el hacinamiento, el poco uso frecuente de mascarillas, la falta de aseo y un sistema inmune deprimido son propicios para la expansión de los contagios.

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Los centros carcelarios del país no están exentos y han sido escenario para contagios. Desde la pandemia, más de 10.000 reos han dado positivo para COVID-19.

“De las 34.850 pruebas rápidas realizadas a la población penitenciaria, en el periodo entre 2020 y 2021, resultaron positivas 12.450″, según el SNAI.

Considerando la población carcelaria del país, implica que algo más del 35 % de la población carcelaria se contagió de COVID-19.

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El proceso de vacunación ha amortiguado en los últimos meses que los cuadros se compliquen y requieran hospitalización. El SNAI refiere que 18 hospitalizaciones de personas privadas de libertad han tenido cuadros médicos complejos, que se atendieron por causas extremas en casas de salud.

Algunos de estos casos se complicaron, a pesar de estar vacunados, porque tienen enfermedades preexistentes, catastróficas y crónicas (cardiopatías, diabetes, hipertensión).

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Augusto Peña, médico internista, dice que considerando que el sistema inmunológico de los privados de libertad no es el más fuerte por la mala alimentación, las pocas medidas de higiene, el consumo de drogas y más, la cifra de fallecidos pudo ser mayor.

Eso, sostiene, sin mencionar que hay muchos adultos mayores con cáncer, diabetes e hipertensión arterial.

En los centros de rehabilitación social del país se han tomado 34.850 pruebas rápidas para detectar coronavirus.

Cronología

Los primeros contagios en las cárceles comenzaron en marzo del 2020. En ese momento, un total de 200 reos fueron diagnosticados con la enfermedad, según datos del MSP. Para el siguiente mes la cifra llegó a 815 casos y en mayo ya eran 1.370 presos que habían dado positivo para COVID-19 a nivel nacional. La mayoría recibió tratamiento ambulatorio y se recuperó.

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Pese a que ya se conocía de estos brotes en las cárceles, 176 ciudadanos fueron detenidos por no respetar el toque de queda en Ecuador hasta la tercera semana de abril y el 30 % de ellos recibió la orden de prisión preventiva. Así lo denunció entonces Inredh (Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos).

El organismo explica que el 18 de marzo de 2020 detuvieron en Salitre a tres personas por violar la cuarentena. Un juez dictó el 19 de marzo prisión preventiva por 30 días. Pese a las recomendaciones de la CIDH y del propio SNAI, no se les sustituyó la medida por prisión domiciliaria, hasta que se presentó una acción de habeas corpus.

Esto, según Inredh, puso en riesgo a todos en la Penitenciaría del Litoral, ya que aseguran que no se les tomó oportunamente una prueba para determinar si eran portadores de COVID-19, ni se les aisló.

El 18 de abril, el SNAI informó que una persona que fue detenida por incumplimiento del toque de queda había dado positivo para COVID-19. En el mismo comunicado informó que el reo se encontraba bajo vigilancia médica y en condiciones estables.

Todos están vacunados

En agosto del 2021 empezó la vacunación de internos. Los 34.973 reos que actualmente hay en el sistema carcelario están inmunizados. El año pasado se inoculó la unidosis de Cansino a los de menos de 60 años y con AstraZeneca a los mayores de 61 años. En una semana se vacunó a 15.500 presos solo en las cuatro cárceles que hay en Guayaquil.

Solo en Guayaquil se vacunó a 15.500 reos el año pasado. Foto: Cortesía

Protocolo en caso de contagios

El SNAI creó en marzo del 2020 un comité que desarrolló un protocolo para el manejo de contagios en las cárceles. Cuando se conoce sobre un posible contagio, el director de cada centro reporta al Ministerio de Salud la novedad y dicha entidad realiza un tamizaje a través de pruebas de antígenos o rápidas, explica el SNAI.

En el caso de arrojar un resultado positivo, se levanta el cerco epidemiológico y se cumple con el aislamiento. Como parte del protocolo las celdas se desinfectan y el reo es trasladado al área de aislamiento para cumplir la cuarentena.

Cuando fallece un interno en una prisión, se coordina con el Ministerio de Salud Pública y Medicina Legal, entidades que se encargan de llevar un equipo de bioseguridad y un vehículo específico para el levantamiento del cuerpo.

En caso de que el reo muera en un hospital o en otro lugar la confirmación de la identidad del fallecido la realiza la Unidad de Criminalística de la Policía y la familia es notificada para que haga los trámites para retirar el cuerpo. (I)