Durante 2022 en Quito se registraron más muertes violentas que en 2021. Según cifras de la Policía Nacional, entre el 1 de enero y el 26 de diciembre de este año se reportaron en total 181 casos, mientras que el año pasado fueron 141; la diferencia representa un incremento del 28 %.

Un hecho reciente que causó conmoción fue el asesinato de Santiago Loza, coronel de Policía en servicio pasivo, quien era director del Centro de Detención Provisional Masculino Pichincha n.º 1, conocido como la cárcel El Inca. Esa prisión, durante la gestión de Loza, fue escenario de la undécima masacre, el 18 de noviembre, donde al menos diez internos fueron asesinados con violencia.

El crimen ocurrió la mañana del 1 de diciembre cuando Loza conducía su vehículo por la avenida Simón Bolívar para dirigirse a su lugar de trabajo, ubicado en el norte de la ciudad.

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A la altura del sector de Gualo, según testigos, el director fue abatido con varios disparos por desconocidos que se movilizaban en moto y llevaban cascos negros. Debido a las circunstancias en las que se produjo la muerte, en ese momento la Policía dijo que se trataría de un posible sicariato.

De acuerdo con las estadísticas oficiales, de las 181 muertes violentas contabilizadas, 135 corresponden a homicidios, 42 fueron asesinatos, hubo 4 femicidios y no se registró ningún sicariato.

Los datos señalan que en 2021 los casos se dividieron de la siguiente manera: 101 homicidios, 35 asesinatos, 5 femicidios y 0 sicariatos.

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El coronel Patricio Sarabia, comandante del Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) subrogante, reafirmó que no han existido casos de sicariato en lo que va del año. “Es lo que nos refiere el cuadro de Mando Integral entre el 1 de enero y el 30 de noviembre”, dijo el coronel; no obstante, el informe que leyó contiene cifras hasta el 26 de diciembre.

“No tenemos reportado sicariato desde la perspectiva de la caracterización como conceptualmente se lo conoce al sicariato: una muerte por encargo, una muerte selectiva. No tenemos”, insistió Sarabia y atribuyó que esto responde a un trabajo interinstitucional y sistémico de la Policía en Quito, que se activa ante una alerta temprana, a través de varios frentes de acción para neutralizar a las organizaciones criminales.

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Pese al aumento de muertes, Sarabia sostiene que en las últimas semanas “hay una estabilización en cuanto a los homicidios intencionales” en el Distrito Metropolitano.

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Que las cifras de la Policía presenten cero muertes por sicariato en 2021 y en 2022 genera inquietud en analistas de seguridad consultados, quienes consideran que, al parecer, hay un problema con el registro de los decesos.

“Si confundimos las categorías y se mete dentro de la categoría de asesinatos a toda la gente que fue asesinada por pago, evidentemente nadie va a aparecer en las cifras de sicariato”, reflexionó Jean Paúl Pinto, experto en temas de prospectiva y seguridad.

En ese sentido, Pinto resaltó que aunque los sicariatos se muestran en cero, las estadísticas de la Policía confirman que los asesinatos y homicidios han aumentado en Quito este año.

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La mañana del 1 de diciembre fue asesinado Santiago Loza, director de la cárcel El Inca, cuando se dirigía a su lugar de trabajo. Foto: cortesía Fiscalía.

Para Luis Córdova, director del programa de investigación Orden, Conflicto y Violencia de la Universidad Central del Ecuador, habría inconsistencias en los números oficiales debido a que no hay un adecuado control y supervisión civil de los datos de la Policía Nacional.

“¿Cuál es el inconveniente y el problema? Es que en las zonas donde hay mayor densidad de violencia criminal y en los barrios donde existe enorme violencia, e incluso en ciudades como Quito –porque hay barrios más peligrosos que otros–, hay un subregistro de asesinatos y de homicidios”, apuntó.

El subregistro se produciría por el modelo de evaluación que tiene la Policía, en el cual se sanciona a los oficiales que están a cargo de circuitos, zonas o distritos cuando no logran contener las cifras de homicidios y estas aumentan sin que haya una explicación adecuada, señala Córdova.

Además, indica que existen barrios en sectores suburbanos y periféricos tan peligrosos donde los gendarmes no pueden ingresar y levantar partes policiales de los homicidios que se han dado allí.

Otro caso ocurrido en Quito con características que se apegan a un presunto sicariato sucedió el 14 de mayo en la parroquia Conocoto.

Ahí fue asesinado Manuel Zúñiga Santillán, alias el Inca, identificado por la Policía como un líder de la banda Latin King. Él y su novia, Cinthya Cruz, fueron acribillados con al menos una veintena de disparos mientras viajaban en un vehículo.

Los autores del crimen se movilizaban en otro auto y emplearon armas de grueso calibre para acabar con la vida de sus víctimas. El hecho quedó grabado en cámaras de seguridad del lugar.

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Tasa de homicidios en la capital es menor que la media nacional

La tasa de mortalidad en el Distrito Metropolitano de Quito es de 6,29 homicidios por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con los datos compartidos por la Policía.

Si bien el indicador es mayor al de 2021, cuando se ubicó en 5,02, la tasa actual de la capital es menor al promedio general del país. A escala nacional, el índice de mortalidad es de 24,9 homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes.

Los asesinatos en Ecuador pasaron de 2.464 casos en 2021 a 4.450 hasta el 20 de diciembre del 2022. Las provincias de Guayas, Manabí y Esmeraldas son las que suman más decesos.

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Jean Paúl Pinto explica que la situación en esas provincias, a diferencia de lo que pasa en Quito, responde a que las ciudades costaneras y fronterizas son más propicias para el tráfico y distribución de drogas.

Aquello no significa que la capital sea ajena a la inseguridad desatada por las organizaciones criminales, advierte el experto. “No podemos decir que las cosas van bien en Quito, porque hay un incremento de las cifras de muertes violentas”, comenta Pinto e indica que en la ciudad cada vez es más notoria la presencia de bandas delincuenciales; por ello, dice, las autoridades deben trabajar en políticas de seguridad y convivencia ciudadana.

La mayoría de asesinatos y homicidios se han cometido con el empleo de armas de fuego y armas blancas. El 62 % de los delitos se han ejecutado en el espacio público. Los datos reflejan que 95 casos corresponden a violencia interpersonal y 86 por violencia criminal.

Los lugares de mayor incidencia están en el sur de la urbe, en los distritos Quitumbe y Eloy Alfaro. Y los días donde suceden más muertes son jueves, sábado y domingo.

Luis Córdova analiza que el problema en los sectores del sur obedece a que ahí existen más actividades económicas informales, que pueden convertirse en un puente para el comercio ilícito. Además, hay zonas de viviendas que no han sido regularizadas, porque iniciaron a partir de invasiones, lo cual impide que estos sitios cuenten con provisión de servicios básicos, transporte o presencia policial. (I)