‘Cogí sus manos lastimadas y le prometí que no vamos a descansar hasta que se haga justicia’: la promesa de Elizabeth Otavalo al despedir a María Belén Bernal

Consumida por el dolor de haber perdido a su hija de forma violenta y en extrañas circunstancias, Elizabeth Otavalo se despidió del féretro en el que reposarán los restos mortales de María Belén Bernal. El sepelio de la víctima se realizó la mañana de este viernes en el camposanto Monteolivo, en el norte de Quito.

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“Justicia le pido al Estado. ¿Qué le pasó a mi hija, por qué la mataron? ¿Por qué salió escondida (de la Escuela Superior de Policía)? ¿Cómo salió? ¿Quién lo hizo? ¿Quiénes son los responsables?...”, reclamó indignada Otavalo en los exteriores del teatro de la Universidad Central del Ecuador, donde el jueves se instaló una capilla ardiente para honrar la memoria de la abogada.

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Para ella, no solamente es una cadete involucrada, sino más que deben responder. “Esto tiene que ser algo, alguien más, muchos más. Que caigan los que tengan que caer. Ahora sí, autoridades de justicia, necesito que cumplan”, indicó.

En medio del llanto, la madre contó que al encontrar los restos de su hija, tomó sus manos y le juró que su lucha por justicia no claudicará. “Le cogí sus manos lastimadas, completamente lastimadas, y le prometí que no vamos a descansar hasta que se haga justicia”, dijo Elizabeth Otavalo.

Junto a su nieto de 13 años, único hijo de Bernal, Otavalo encabezó el cortejo fúnebre que salió alrededor de las 09:15 desde el teatro universitario, con destino al camposanto Monteolivo. Durante el trayecto la caravana pasó por la Comandancia de la Policía, ubicada en la avenida Amazonas.

La madre de la víctima responsabiliza a la Policía por el crimen de su hija, quien desapareció el 11 de septiembre y fue hallada sin vida onde días después enterrada en el cerro Casitagua, cerca de la Escuela Superior de Policía.

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Una multitud de familiares, amigos y colectivos sociales acompañaron la marcha hasta la capilla del camposanto, donde se llevó a cabo una misa para despedir a Bernal. “Ni una menos, vivas nos queremos”, gritaban las personas que se solidarizaron con los deudos.

A la ceremonia asistió el padre Dennis, párroco de la iglesia a la que asistía la víctima. Él recordó la alegría y devoción que caracterizaban a María Belén Bernal.

Al finalizar la liturgia, Otavalo, acompañada de su nieto, agradeció a quienes los han acompañado en estos momentos difíciles. “La búsqueda no va a terminar ahí. Todos vamos a hacer justicia”, fueron sus últimas palabras.

Por este caso, hasta el momento se encuentra detenida una cadete de Policía. La persona señalada como el presunto responsable del crimen es el esposo de Bernal, Germán Cáceres, que era teniente e instructor de la Escuela Superior de Policía, quien sigue prófugo. (I)