El 12 de octubre del 2019, una bomba lacrimógena impactó el ojo izquierdo de Jhajaira Urresta y eso le ocasionó que lo perdiera. Participaba en una protesta en el sector de La Tola, en el centro de Quito.

La situación se incorporó en un informe de la Comisión de la Verdad y Justicia de la Defensoría del Pueblo, que recabó testimonios de las movilizaciones que se produjeron en esa época.

¿Una bomba lacrimógena es un arma letal o menos letal?

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El artículo 16 de la ley que regula el uso legítimo de la fuerza, que fue aprobado por la Asamblea, el pasado 7 de junio, establece cuáles son los medios para su aplicación.

Los medios para el uso legítimo de la fuerza podrán ser: armas menos letales, armas de fuego con munición menos letal, armas de fuego con munición letal, vehículos con y sin blindaje, canes y caballos adiestrados, y otros medios y tecnologías, asignados por el Estado.

Un arma menos letal es aquella que entraña una menor probabilidad de causar la muerte o lesiones graves que las armas de fuego.

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Son las armas, munición, medios o instrumentos diseñados para neutralizar o contener los niveles de resistencia o amenaza e incapacitar, debilitar o reducir momentáneamente a las personas.

En tanto, que un arma letal puede causar lesiones graves o la muerte de una persona. Son aquellas armas de fuego con munición letal.

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Los medios y métodos para el uso legítimo de la fuerza por miembros de la Policía Nacional, Fuerzas Armadas y Cuerpo de Seguridad y Vigilancia Penitenciaria, serán empleados en observancia de los límites establecidos para cada contexto específico y los principios de legalidad, absoluta necesidad, proporcionalidad, precaución, humanidad, no discriminación y rendición de cuentas, explica el documento.

En la discusión del texto, al interior de la Legislatura, hubo observaciones de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Oficina Regional para América del Sur, sobre la necesidad de que haya capacitaciones a nivel operativo de los efectos que pueden tener las armas menos letales y armas letales en las personas.

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El coronel (sp) de la Policía, Carlos Blanco, quien se desempeñó como jefe de operaciones del Distrito Metropolitano de Quito y director general de seguridad pública, explicó que arma letales, para el caso de la fuerza pública, son las pistolas, los revólveres, los fusiles, que son de uso de unidades tácticas especiales.

Mientras que las armas no letales son el gas pimienta o bomba lacrimógena que causa irritación en los ojos y en la garganta para inmovilizar a personas, escudos para evitar agresiones, toletes que se usan para inmovilización, pistolas eléctricas que generan una descarga.

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Blanco acotó que, en casos muy esporádicos, se utilizan balas de goma.

El uso de bombas lacrimógenas busca, de acuerdo a especialistas, la dispersión de personas cuando se encuentran en actividades o actitud violenta. EFE/ José Jácome Foto: EFE

En el caso del uso de una bomba lacrimógena, el expolicía indicó que es para dispersión de personas cuando se encuentran en actividades o actitud violenta.

A criterio del exfuncionario policial, cuando una bomba lacrimógena produce algún daño es por una situación muy especial y no tiene relación con el funcionamiento mismo de esa arma no letal, sino probablemente por un rebote en una pared o un poste.

Agregó que son disparadas con carabinas especiales, con un ángulo de 45 grados y su velocidad es muy baja sin producir mayores estragos.

“Son las que provocan de pronto una rotura de cabeza; no constituye una herida con la intención de lastimar a las personas, sino más bien se da por una situación especial”, indicó.

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Hugo Espín, abogado y especialista en Derecho Procesal Penal por la Universidad Técnica Particular de Loja, indicó que en todas las normas, se ha confundido entre armas letales y no letales.

Afirmó que no hay armas no letales debido a que el uso indebido también puede causar la muerte, lo mismo las armas que se emplean para disuadir manifestaciones. Acotó que el uso indebido de equipos puede causar la muerte.

Ramiro Narváez, asambleísta por la provincia del Carchi y presidente de la Comisión de Soberanía, Integración y Seguridad Integral, en donde se tramitó el proyecto de ley, sostuvo que en la ley no se pueden establecer las especificaciones debido a que podrían aparecer nuevas modalidades de armas. Eso se lo contemplaría en un reglamento.

“Ya no encontrará la expresión de armas no letales. Antes había una categoría de armas no letales, pero quedó claramente especificado que un arma no letal puede ser potencialmente letal o puede ser menos letal. Cualquier objeto puede generar un daño en otra persona”, dijo Narváez.

El caso de Urresta, quien actualmente es asambleísta, no es el único. Hay otros hechos que no solo causaron incapacidades sino incluso derivaron en la muerte.

A sus 17 años, Édison Cosíos fue impactado por una bomba lacrimógena disparada por el expolicía Hernán Salazar el pasado 15 de septiembre de 2011.

Este hecho se dio en medio de manifestaciones violentas en los alrededores del Instituto Nacional Mejía, en Quito. El chico murió en abril de 2019.

Blanco contó además que, en las instrucciones para el mantenimiento del orden, quienes van a usar esas bombas lacrimógenas pasan por una prueba para sentir lo que produce el gas al recibirlo. Con eso, precisó, el personal conoce el tipo de efecto que causa en la ciudadanía a fin de asegurarse que no van a causar ningún daño a quien lo inhale. (I)