“Si su casa huele a gas, no encienda ni apague la luz ni ningún electrodoméstico. Ventile el lugar”, recomiendan los expertos

Moradores de la ciudadela Garzota 2, en el norte de Guayaquil, se despertaron este jueves con el estruendo que causó una explosión ocurrida en una tienda del sector. Tan fuerte fue el estallido que ventanas, puertas y hasta el recubrimiento de las paredes de las casas cercanas se afectó.

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Hubo también afectaciones en un vehículo que estaba estacionado en los exteriores del predio donde se originó el incidente, señaló el ECU911.

Quienes ocupaban los pisos superiores del inmuebles donde se dio la emergencia salieron ilesos milagrosamente y tras una inspección de peritos, se descartó que se tratara de un atentado.

El subcomandante encargado de la Policía Nacional, Fernando Vaca, señaló que la explosión se habría generado por la acumulación de GLP (gas licuado del petróleo) aparentemente por una hornilla semiabierta de una cocineta instalada en el negocio.

“Al existir poca o ninguna ventilación, en el momento en que existe el cambio de corriente de la nevera habría sido el detonante que se necesitaba para producir esta deflagración”, señaló.

Pero estos casos no son aislados. Según cifras del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, en los últimos cinco años se han producido 14 explosiones por acumulación de gas. En lo que va del año 2021 se han dado tres casos y el año pasado fueron seis estallidos por esta causa en la ciudad de Guayaquil.

En Quito, en febrero pasado, una adulta mayor, un niño de 13 años y un bebé resultaron heridos al registrarse una explosión de este tipo en el departamento que ocupaban.

El capitán Cristian Bautista, instructor de la academia del Cuerpo de Bomberos coronel Gabriel Gómez Sánchez, indicó que para que no haya acumulación de GLP tienen que estar todas las hormillas apagadas.

El bombero recomiendó poner mucho cuidado en que el gas de la cocina esté quemando (ver la llama) y no se ha apagado, por ejemplo, por haberle caído agua encima. Al apagarse la llama va a empezar a llenarse la atmósfera de gas. En el plazo de una o dos horas una habitación, de pocos metros cúbicos, ya está llena de gas.

Cuanto más grande es la habitación donde se acumula el gas, mayor será el estallido, que, en todo caso, solo se producirá si los niveles de combustible se sitúan en un rango de entre el 2 y el 8 % del carburante o del volumen de aire en la sala, y solo si esa mezcla entra en contacto con una chispa.

Esto habría ocurrido en la tienda del norte de Guayaquil, pero ¿cómo se produjo esta chispa?

Nadie encendió un fósforo, ni la hornilla, dijo el coronel Vaca. De hecho, el negocio aún permanecía cerrado y quienes cuidaban la casa estaban dormidos, pues eran las 06:10.

Pero los expertos explican que al encender o apagar cualquier electrodoméstico o incluso la luz, se produce una chispa casi imperceptible. Incluso ocurre esto cuando hay el cambio de voltaje (cada ciertas horas) en la refrigeradora. Esto, según los peritos de la Policía, habría generado en la Garzota la chispa que causó la fuerte explosión.

El capitán Bautista advirtió que si un día percibimos olor a gas en nuestras casas, no se debe encender o apagar nada, ni la luz, ni ningún aparato. Tampoco desconectar nada.

“Si está el foco encendido, déjelo así. Solo abra puertas y ventanas para que se ventile el área, cierre la llave de paso del tanque de gas para que no siga esta fuga”, mencionó Baustista, quien aclara que al irse la acumulación de gas, ya no hay riesgo.

El experto sostuvo que al GLP se le inyecta ese olor característico precisamente para que sea fácil de percibir por si hay una fuga, pues en realidad el GLP no tiene olor.

El gas propano de botella es una mezcla de propano y butano con una temperatura de explosión más alta que la del gas metano, pero con efectos muy similares, aunque produce más dióxido de carbono y vapor de agua, de modo que se genera una presión muy elevada que se propaga muy rápidamente y provoca destrozos. Por eso viviendas que están a más de 40 metros de la tienda tienen ventanas rotas.

Pese al susto, los moradores de la Garzota 2 dijeron sentirse afortunados porque cualquier cristal roto pudo haberlos herido o alguien pudo estar caminando a esa hora cerca de la tienda y hubiera resultado gravemente herido.

“Los vidrios se vuelven a instalar, todo se repara, pero una vida humana no tiene precio”, dijo Mario, quien estaba a punto de salir de casa con su familia cuando se dio la explosión. Él vive junto a la tienda. (I)