Ecuador bien puede ser el país de hechos insólitos y promesas incumplidas. Un botón de muestra: en 1938 se inicia la construcción, a pico y pala, de lo que será la carretera Sígsig-Gualaquiza, 92 kilómetros en total. En 1958, el Arq. Sixto Durán-Ballén, ministro de Obras Públicas, en la presidencia del Dr. Camilo Ponce Enríquez, coloca oficialmente la primera piedra a orillas del Santa Bárbara. Se declara esta vía de importancia estratégica nacional. En 1996, el presidente Mahuad la inaugura. Han transcurrido 38 años desde la primera piedra del ministro Durán-Ballén. La falta de mantenimiento, la carencia de obras complementarias y de presupuesto hacen que una carretera, puesta en funcionamiento con deficiencias, se deteriore con el paso del tiempo. Los viajeros de esta arteria vial siempre arriesgaron sus vidas y se acostumbraron, por necesidad, a dichas deficiencias.

El sábado 15 de mayo de 2010, RCD estuvo en Sígsig y dirigió su sabatina. ‘Improperios para el pasado, loas para el presente’, leit motiv de su gobierno. Días antes escribí en EL UNIVERSO: “Muchos sigseños del ayer vivimos hoy a lo largo y ancho del Ecuador. El pueblo tiene, en parte, nuevos habitantes, gente sana llegada desde las parroquias rurales. Las campesinas sigseñas son gente blanca: de pollera, rebozo, chalina y sombrero de paja toquilla; son gente buena, sencilla, respetuosa de la honra ajena, amigable y muy alegre. Las cholas sigseñas compiten en donosura con las cholas cuencanas. Sígsig tiene en cada esquina una guitarra; en cada escritorio, una pluma; en cada brazo, un martillo, y en cada corazón, mucha fe y esperanza”. El presidente Correa supo con anterioridad a dónde iba y cómo era el pueblo que iba a visitar: confiado pero no iluso. Ese sábado de mayo, hace seis años, el presidente dijo: “La carretera va porque va”; dos años fue el plazo para concluirla. Si bien la vía estaba en mal estado, sin embargo, existía, no era un proyecto; era imperioso rectificarla, en parte, y asfaltarla (92 kilómetros). En mayo de 2017 serán siete años de esa promesa y la carretera, una vez más, no estará concluida. Tengo razones para esta afirmación.

Hace ocho días, mi esposa y yo estuvimos en Cuenca de visita familiar. Se siente la sequía en Azuay, los ríos son lánguidos, las piedras adquieren protagonismo. El jueves 17 desde Sígsig, con Inés, Fausto, Teresita, Rodrigo y Alicia, enfilamos hacia Morona Santiago. Fopeca trabaja. Veinte kilómetros están aptos para recibir la carpeta asfáltica. El resto deberá esperar un buen tiempo. Se dice que el Gobierno no paga a los chinos, los chinos no pagan a los contratistas, estos a sus proveedores, aquellos a sus empleados. Este es el Ecuador que ya cambió. La construcción de la carretera que “va porque va” camina lenta y cansada de tanta promesa.

Los tramos Granadillas-Puente San José y de este puente al Ideal están a cargo dos compañías que sé que trabajan a buen ritmo. Gracias a Sixto Durán-Ballén por la primera piedra. ¿Qué presidente colocará la última piedra en esta carretera? (O)