La reconstrucción de Bahía de Caráquez avanza a una lentitud insoportable, con desidia, poca capacidad, eficiencia e incluso interés de las autoridades locales y nacionales. Tres años después del terremoto, Bahía sigue mostrando un rostro penoso: sin hospital, con sus principales escuelas abandonadas, el malecón a medio reconstruir, calles levantadas en casi toda la ciudad, construcción de edificios públicos, como el de CNEL, paralizada. Ni siquiera el Cuerpo de Bomberos ha sido reconstruido integralmente, una parte de la fachada aún se cubre con plásticos. Tampoco el palacio municipal se ha terminado, las autoridades siguen operando desde el segundo piso del nuevo mercado. Los esfuerzos aislados de reconstrucción por parte del sector público mantienen a Bahía a la espera de casi todo, desatendida, semiabandonada. El soterramiento de cables ofrecido por el gobierno en algunas zonas de la ciudad avanza a paso de tortuga, a un costo de 8 millones de dólares. Todos se preguntan si tan alta inversión se justificaba cuando había necesidades básicas por solucionar antes.

La mitad de las luminarias del puente Los Caras permaneció dañada desde el terremoto. Fueron arregladas hace unos días con motivo de la visita realizada por Lenín Moreno y su gabinete a la ciudad. Asimismo, se retomaron las obras en el malecón y los funcionarios de CNEL visitaron la abandonada construcción del edificio, según reportó Diario EL UNIVERSO.

El contraste de este semiabandono de tres años lo marcan los edificios privados en su gran mayoría reconstruidos con el aporte de las compañías de seguros y los copropietarios. Sin el esfuerzo enorme de reconstrucción de no menos de 17 edificios grandes, que ha supuesto una inyección de muchos millones de dólares a la economía local, la ciudad se encontraría en peores condiciones. Los edificios dinamizan el turismo y la economía durante los feriados, pero todavía muy tímidamente por las condiciones generales de la ciudad.

A inicios de agosto, Lenín Moreno visitó Bahía para hacer ofrecimientos. Construyamos desde hoy la Bahía del futuro, dijo en su discurso. El gobierno invertirá 153 millones de dólares, sin detallar bien a dónde irán todos esos recursos. Por lo pronto, se anunció la construcción –¡finalmente!– del Hospital Luis Hilario Villacís, destruido por el terremoto. En sus intervenciones, Moreno se mostró desinformado respecto de la propia obra de gobierno en Manabí. En una entrevista con Oromar Televisión ni siquiera estuvo seguro de si se había entregado el hospital en Pedernales. Entiendo que sí, fue su respuesta a los periodistas. Impreciso y general en los temas de Manabí y del país.

Aun así, hay que tomarle la palabra de sus ofrecimientos a la ciudad, a la que llamó emblemática del Ecuador. Tomarle la palabra a él y exigir a las nuevas autoridades locales eficiencia en el gasto, claridad en sus obras, preocupación genuina por la calidad de vida de sus habitantes. Ojalá también los ciudadanos asumieran con más entereza la suerte de Bahía. Ven pasar el tiempo con indiferencia, abulia, como si el destino trágico de una vida sin futuro no tuviese remedio. Parecen simplemente vivir con resignación su suerte.

(O)