La sedimentación, la tala y el relleno para crecimiento urbano y expansión industrial son las principales causas en el continente americano para la reducción de los manglares. Por ser un ecosistema frágil, en Ecuador se lo protege desde 1994: está prohibida la tala y se busca recuperar su vegetación original.

Según la organización Conservacional Internacional, Ecuador ha perdido, en los últimos 40 años, 56 396 hectáreas de manglar, una superficie equivalente al doble del tamaño de la ciudad de Quito. Según cifras del año 2018, el país posee 161 835 hectáreas de manglar, de las cuales 21 312 aún no tendrían protección.

La restauración de manglares es posible y ya ha habido experiencias exitosas en Guayaquil. La Universidad de Especialidades Espíritu Santo, mediante el proyecto Manglares del Ecuador, se propone restaurar las orillas de sectores donde haya cursos de agua, drenando canales para restablecer el ingreso del agua y aprovechar el flujo de la marea.

Los programas educativos deberían contemplar el conocimiento del entorno de los estudiantes para su preservación; por ejemplo, los guayaquileños al conocer desde las aulas la valía de sus manglares quizás se esmerarían por conservarlos. (O)