Es frecuente observar en las campiñas de algunos cantones de la provincia del Guayas a brigadistas de la Cruz Roja, fácilmente identificables por sus vestimentas, en las que está impregnada la clásica figura de una cruz color rojo en un fondo blanco, símbolo del más grande voluntariado mundial, prestos a mitigar el dolor humano, unas veces asistiendo a heridos de accidentes de tránsito, otras socorriendo a damnificados de sequías o inundaciones o previniendo epidemias, interviniendo con los grupos bomberiles para neutralizar los impactos de pavorosos incendios, aliviando heridas corporales y mentales, sin discrimen alguno.

Habíamos destacado la misión del organismo en la población agrícola de Simón Bolívar y, para complacencia general, ahora se encuentra en todas las jurisdicciones rurales guayasenses, convirtiéndose en magnífico soporte de instituciones con similares tareas y hasta más, porque acuden con prestancia donde otros no llegan. Hacen honor a lo que preceptúa su lema marcador de su comportamiento para el año 2020, “hacer más, hacerlo mejor, lograr más”. Esta faceta ha sido impulsada con éxito gracias a la visión, compromiso social y espíritu humanitario de doña Teresa Farah de Áurea, primera dama guayaquileña que ejerce con singular distinción la presidencia de la Cruz Roja provincial, cuyas ejecutorias trascendieron a los cantones manabitas Sucre y San Vicente, con motivo del terremoto del 16 de abril de 2016.

Registra el histórico organismo acciones sociales no publicitadas, ni siquiera imaginadas por la comunidad, como la que realiza la unidad de búsqueda y rescate urbano, integrada por 23 voluntarios y trabajadores altamente preparados y debidamente certificados, para la estabilización médica inicial de víctimas inmovilizadas por abatimientos de estructuras a causa de desastres naturales, incluyendo colapsos originados por la crueldad terrorista. Desde el año pasado cuenta con la unidad canina, formada por ejemplares amaestrados para rescate y trabajo con adultos mayores o personas limitadas en su movilidad, los cuales están siempre atentos y listos para intervenir en situaciones peligrosas e inesperadas.

En aspectos relacionados con desplazamientos humanos, que crecen en el país engrosados por la forzada llegada de nacionales venezolanos, la Cruz Roja local ha activado proyectos apoyados por otras naciones, como atención médica para inmigrantes, colaboración de la Cruz Roja suiza o el llamado plan Canarias de su semejante española dirigido a la atención prehospitalaria, o la media luna turca encaminado a la protección de refugiados musulmanes; mantiene para el efecto puntos de atención en la terminal terrestre, en la sede provincial y en el Hogar de Cristo, de la ciudad de Guayaquil.

Hemos querido visibilizar al conocimiento ciudadano el sacrificado y silencioso esfuerzo de la Cruz Roja, aunque sería largo dejar constancia de todo su benéfico accionar; sin embargo, no podemos dejar de destacar el meritorio cometido del Banco de Sangre, con énfasis en la provisión efectiva y segura de tipos de sangre no comunes por razones de incompatibilidad, que ha salvado tantas vidas, sin esperar recompensa alguna, principio fundamental de un voluntariado que lidera con eficiencia la presidenta de la Cruz Roja provincial del Guayas. (O)