A menudo criticados como una generación incompresible, apática y excesivamente individualista, la llamada generación milenial, es decir, aquellos nacidos entre los años 1980 y 2000, poco a poco están haciendo sentir su presencia en el panorama político, social y cultural. Es por lo tanto de vital importancia entender a los integrantes de esta generación y el disipar algunos de los estereotipos más nocivos sobre ellos.

La clave para entender algunas de las características más desconcertantes de los mileniales yace en entender las condiciones económicas y laborales a las que ellos se enfrentan. Los mercados laborales de hoy en día se han vuelto más competitivos que nunca y la naturaleza más tecnificada y especializada de la sociedad moderna obliga a las nuevas generaciones a invertir muchísimo más tiempo, energía y recursos en su educación. Es impensable para el milenial entrar en el mundo laboral sin estudios extensivos, los cuales frecuentemente representan una carga financiera considerable para ellos y sus familias. Esto es particularmente cierto en los Estados Unidos, donde es común que los estudiantes universitarios terminen sus carreras con deudas enormes.

La necesidad de prepararse más, así como condiciones laborales más competitivas y precarias obligan a la mayoría de integrantes de esta generación a retrasar sus planes de vida de forma considerable. Los mileniales, en promedio, se casan y forman familias mucho más tarde que las generaciones que los precedieron para así asegurarse una posición laboral y situación financiera más estable. Este retraso en planes de vida afecta especialmente a las mujeres que deseen formar familias debido a los riesgos (reales o percibidos) de los embarazos tardíos. Lamentablemente, la necesidad de postergar planes de vida es frecuentemente malinterpretada por generaciones anteriores, las cuales a menudo interpretan la falta de interés de los mileniales en formar familias como un síntoma de egoísmo, inmadurez o materialismo.

Pero los estereotipos negativos en contra de los mileniales no solo provienen de sus planes de vida aparentemente incomprensibles. Políticamente, se ha caracterizado a esta generación como políticamente apática y desinteresada. Esto es un error. En efecto, si bien los mileniales frecuentemente repudian los partidos y la política tradicional, ellos por lo general están sumamente interesados en asuntos de índole política y, en particular, en el activismo. El milenial gravita naturalmente hacia el ecologismo y las llamadas “políticas de identidad”, nombre que colectivamente designa ideologías que buscan la reivindicación de grupos sociales desfavorecidos como las mujeres, los colectivos LGBTI y los migrantes. Lejos de ser una generación apática, la generación milenial se caracteriza por una mayor sensibilidad y empatía relativa a temas de justicia social y la protección del medioambiente, sensibilidad que frecuentemente es incomprendida o ridiculizada por generaciones más conservadoras como síntomas de debilidad o inmadurez.

Los mileniales, con todas las aparentes contradicciones y defectos, no son extraterrestres: son, como todo ser humano, el producto de su entorno económico y social. Independientemente de que uno sea empresario, político o simple ciudadano entender su mundo, sus dilemas, sus ideas y conflictos será de vital importancia para el futuro inmediato y para comprender el rumbo hacia el que va nuestra sociedad. (O)