El homenaje es la veneración y respeto hacia alguien o algo, es decir, resaltar en primer plano lo que se quiere enaltecer; tratándose de persona, sería su reputación, el cumplimiento del deber, su consideración al prójimo, su honradez y más atributos que la hacen merecedora de ser considerada en público para ejemplo de la nueva generación. Eso representó Jaime Roldós Aguilera, expresidente del Ecuador del 10 de agosto de 1979 hasta su muerte en un accidente aéreo el 24 de mayo de 1981.

Jaime Roldós Aguilera inició un gobierno democrático después de casi una década de dictaduras civiles y militares, gozó de alta simpatía por sus cualidades humanas, morales, cívicas y excelente preparación académica, que se reflejaban en sus improvisados discursos de emoción patriótica que calaban en la mente y corazón de los ecuatorianos. A fines de enero y principio de febrero de 1981 hubo una confrontación bélica en la Cordillera del Cóndor con Perú que negaba el suceso, pero nuestro presidente con mucha habilidad y diplomacia llevó el tema a la OEA, quedando evidencia fehaciente de los hechos. Muy significativa era su política internacional de derechos humanos, cuando la mayoría de países latinoamericanos eran gobernados por dictaduras militares. La obra física de su gobierno fue productiva, someramente menciono los puentes construidos y en lo social cito el programa de desayuno escolar para los niños de los sectores más pobres; para concluir el resumen, es de indicar que se concretó la Carta de Conducta de Riobamba firmada en septiembre 11 de 1980.

En forma escueta he escrito la valía del expresidente Roldós, el homenaje a él en el redondel de la ciudadela Sauces 2 no resalta en forma significativa su imagen, se la ha realizado a ras del piso con enormes pilares en su parte posterior, pasa casi desapercibida. Es un detalle que puede ser corregido con verdadero sentido común, ojalá así sea.(O)

Fernando Enrique Guzmán Martínez,

ingeniero comercial, Guayaquil