Hay una similitud etimológica entre las palabras ‘cuarentena’ y ‘cuaresma’.

Para los cristianos, la cuaresma es un periodo de 40 días de penitencia, reflexión, ayuno y abstinencia, entre el Miércoles de Ceniza y el Jueves Santo.

Los judíos conmemoran la Pascua, que fue la liberación de la esclavitud en Egipto y la supervivencia de las 10 plagas, incluyendo la muerte de los primogénitos, de la cual se salvaron los judíos al colocar sangre de cordero en sus umbrales, para indicar su fe. En el cristianismo, se cree en la muerte y resurrección de Jesús.

Estas ceremonias están vinculadas a prácticas paganas sobre la muerte y el reflorecimiento de la vida, reflejando el paso del invierno a la primavera (los huevos de Pascua y conejos reflejan este énfasis en la fecundidad).

La cuarentena se refiere al aislamiento de 40 días de personas y bienes sospechosos de portar la peste bubónica durante la pandemia del siglo XIV (la peor pandemia en la historia, en términos de porcentaje de la población que murió).

En 2020, se ha puesto en vigencia una cuarentena forzada de la población en muchos países del mundo, comenzando por China. En el caso del Ecuador, estas medidas fueron tomadas a partir del 12 de marzo, con la suspensión de clases, eventos masivos y restricción de vuelos; y un toque de queda a partir del 17 de marzo. Ya hemos tenido más de 40 días de estas restricciones (a partir del 4 de mayo, se estableció un sistema de ‘semáforos’ por cantones, pero todos se mantuvieron en ‘rojo’).

Pese a las restricciones hubo un gran número de muertes en exceso, la mayoría de las cuales pueden atribuirse al COVID-19 (quizás una fracción a personas con otras enfermedades o accidentes que no tuvieron acceso a hospitales). Entre enero y abril, en la provincia de Guayas hubo 10 655 muertos por encima del promedio en el mismo periodo de 2018-2019. La siguiente fue Santa Elena, con 613 muertos en exceso; Manabí 385; Pichincha 308; y El Oro 146. En las demás provincias, el número de fallecidos se redujo, probablemente por menos muertes por accidentes y homicidios (por lo cual también es posible que la cifra atribuible a COVID-19 exceda 12 000).

Considerando una tasa de letalidad entre el 1 y el 2 %, esto significaría que ya ha habido en el Ecuador más de 600 000 casos de COVID-19 (aun con una tasa de letalidad alta del 3 %, tomando en cuenta la pobre infraestructura de salud, tendríamos más de 400 000 casos). Considerando que hasta el 6 de mayo solo se habían tomado81 000 pruebas, las cifras oficiales de casos y muertes tienen escaso significado.

El impacto económico de la cuarentena será fuerte. De acuerdo con la Econ. María de la Paz Vela en un seminario organizado por la consultora Multiplica y la revista Gestión, el PIB del Ecuador podría caer en 7 % (yo estimo entre 11 y 15 %). El empleo adecuado caerá del 38,8 % al 35,4 %, mientras que el desempleo abierto pasaría del 3,8 % al 9 %. La tasa de pobreza, que ya había subido del 22 % en 2017 a 25 % en diciembre, ahora aumentaría al 35 % (revirtiendo una década de progreso).

Los ingresos fiscales caerían en $7000 millones; el déficit se triplicaría a $8652 millones; los requerimientos de financiamiento alcanzarían $17 000 millones. Esto hace ineludible un proceso para renegociar la deuda externa (con acreedores privados y bilaterales); y extender los plazos de deuda pública interna. El Gobierno ha propuesto una ‘Ley Humanitaria’ para recaudar fondos de las personas con mayores ingresos, y de las empresas con utilidades de más de $1 millón, pero su destino en la Asamblea luce incierto.

Las exportaciones caerían en 26 %, pero las importaciones solo se reducirían en 13 %. Las remesas de emigrantes caerían en 9 %. Se estima una reducción de la reserva en $1045 millones.

El FMI aprobó un préstamo de financiamiento rápido por $663 millones; el BID ha aprobado $700 millones, y se espera $500 millones del Banco Mundial y $300 millones de la CAF. No se ha cristalizado un préstamo chino anunciado.

Se requerirán recursos para la reactivación económica. Se ha propuesto la creación de un fondo de garantía para préstamos de la banca a las pymes, con recursos de BID Invest, IFC, CAF, BEI y otras entidades.

Una reactivación gradual requiere dar paso a las ventas por internet, la entrega a domicilio o para recoger en la puerta de locales comerciales; y la entrega a domicilio de alimentos y comida preparada.

(O)

Las exportaciones caerían en 26 %, pero las importaciones solo se reducirían en 13 %. Las remesas de emigrantes caerían en 9 %. Se estima una reducción de la reserva en $1045 millones.