Da pena e impotencia la falta de humanidad en estos momentos de crisis que atraviesa nuestro país, desde que se declaró la pandemia.
Instituciones bancarias ofrecieron flexibilizar su cobranza por la falta de liquidez, algunas hicieron donaciones fabulosas para paliar en algo la crisis. Sin embargo, recuperaron su donación con el rubro ‘gestiones de cobranza’, un valor superior al interés por mora. ¿De qué gestión de cobranza hablan si ni siquiera efectuaron llamadas a los clientes?, solamente aparecía el recargo en el estado de cuenta de la tarjeta de crédito. No sé si todos lo hicieron, pero en mi caso un banco cuya matriz está en Quito, lo hizo.
Otro caso, ciertos supermercados subieron los precios y no hubo control. La mayoría de productos no tienen precio y nos enteramos del valor elevado cuando ya el producto fue marcado en caja o cuando revisábamos la factura una vez efectuado el pago. ¿A quién reclamar? Nos vendieron productos cuya caducidad estaba próxima. Esto me sucedió al hacer un pedido con entrega a domicilio. Recibí un producto que caducaba después de 4 días. ¿A quién reclamar? Distribuidoras farmacéuticas, también, los precios se dispararon. Y no solo de medicamentos para atender el COVID-19; la medicación continua para pacientes hipertensos, diabéticos, etc., tuvieron precios exageradamente elevados. ¿A quién reclamar? Continúa la corrupción y lucro en todos los ámbitos, sector privado, hospitales, instituciones públicas; así está nuestro país.(O)
Nelly Mercedes Lazo Epinoza,
ingeniera comercial, Guayaquil