Al 27 de mayo de 2020, Esmeraldas registra 744 casos de coronavirus en la provincia, con un mayor índice de contagios concentrados en el cantón del mismo nombre. Tan solo al 22 de abril, en la provincia existían 104 casos positivos, es decir, tenemos un aumento mensual porcentual de cerca del 715 %. El COE cantonal ha decretado la estadía en el semáforo rojo hasta finales de mes por lo menos, lo que implicaría que en teoría seguimos en la fase de aislamiento. No obstante, cuando nos acercamos a los balcones, notamos dos cosas, siendo la primera los gritos de los comerciantes informales, que a la voz de “Naranja, verde y corvina” tratan de subsistir. La segunda es la contaminación de la refinería estatal Esmeraldas, un mal que nos aqueja desde hace varios años y del cual todas las autoridades competentes parecieran desconocer. Cuando salimos más allá de los balcones, vemos colas interminables en bancos, en locales comerciales de entrega de encomiendas e inclusive un desorden total en los mercados. Todo esto, sumado a un caos de tránsito debido a la circulación de vehículos con cualquier número de placas. Como lo menciona un meme que circula en las redes sociales haciendo alusión al programa de televisión El Chavo del 8 y su venta de aguas frescas, estamos en rojo que parece amarillo pero con sabor a verde. Pareciese que nadie es capaz de decir que hace rato estamos ya en amarillo al menos.

Es comprensible la dificultad de contener a una masa social que en algunos casos deja mucho que desear, como cuando fuimos la provincia con más denuncias de fiestas en el país. Pero esta flexibilidad en las autoridades no está logrando el flujo económico ni la dinamización de la economía, mucho menos la recuperación monetaria que alienta el aumento de la liquidez. Está causando que tengamos uno de los mayores aumentos porcentuales en contagios del país y, con esto, el crecimiento del comercio informal. El fisco se ve afectado, pues el comercio informal no emite facturas y no aporta con impuestos de cierta forma. Otro problema asociado es el cobro indebido de las planillas de luz, las que se deben reclamar por internet, pero nuestra provincia es una de las más bajas en el acceso a este recurso. Como vemos, existe una mezcla de problemas sociales agravados por la pandemia, sumado a que las autoridades se han dedicado a dar dádivas, donaciones y mitigar de mala manera el efecto de esta crisis. Algo penoso es que si una autoridad limpia, las demás también limpian. Si una autoridad da comida, las otras también dan comida. Se ha perdido el liderazgo que conlleva el emprendimiento de acciones innovadoras o, por lo menos, de acciones enmarcadas dentro de la lógica.

Como ciudadano de esta provincia, preocupado por la situación que atravesamos, hago un llamado al COE nacional y a sus representantes para que den un vistazo a la tierra verde, que endurezcan las sanciones para quienes desacatan las restricciones impuestas para evitar contagios, que apliquen medidas para dinamizar la economía formal y que insten a las autoridades a ser propositivas, a generar recursos de manera inteligente y no a copiar ideas carentes de un respaldo técnico. (O)