En este nuevo episodio de Ciudad Gótica tenemos a un asambleísta prófugo de la justicia. Decimos uno, pero en Ciudad Gótica hay ya varios asambleístas prófugos, pero esos son de otro capítulo. Las investigaciones lo ponen como líder de una supuesta organización delictiva junto a su excolega, otro asambleísta prófugo. Este asambleísta movía votos e incluso dinero dentro de la Asamblea. Su carrera comenzó hace 20 años, en los que ha estado, la mayoría del tiempo, en la función pública. El asambleísta prófugo registra movimientos superiores a los $20 millones de dólares en los últimos nueve años y pesa en su contra una orden de prisión preventiva, dictada dentro del proceso que se sigue por delincuencia organizada. Las autoridades de Ciudad Gótica lo señalan como una de las cabezas de una presunta red de villanos envueltos en actos de corrupción que se habría beneficiado del dinero destinado a la construcción del hospital de Pedernales. Sí, en esta Ciudad Gótica los villanos todavía no explotan los hospitales porque ni siquiera han alcanzado a construirlos.

Tenemos también el caso de un joven villano, pieza clave en la investigación de al menos cuatro delitos relacionados con actos de corrupción en la venta de insumos médicos a hospitales de la red pública de salud. Ciudad Gótica solo conoció de esta noticia cuando su avioneta se cayó a tierra poco después de haber cruzado la frontera. No era el escuadrón suicida, simplemente el villano huía. Como consecuencia del accidente se conoció además que un expresidente de la República y sus tres hijos están implicados en la misma red de corrupción. También es curiosa la forma en que se conoció a uno de sus principales secuaces, su entrenador físico, quien vendía, a cifras muy altas, insumos médicos donados a hospitales de salud pública. El entrenador fue a la Fiscalía a negar su relación con su compinche, pero sus declaraciones hicieron que sus ‘clientes’ lo reconozcan al verlo en televisión y redes y procedan a denunciarlo. Caricaturesco.

Este capítulo de crímenes hospitalarios incluye a funcionarios en ejercicio, exfuncionarios y operadores de todo nivel, incluyendo a funcionarios municipales en compra de pruebas de COVID-19. Incluso para esta entrega los villanos tienen distintos niveles de sofisticación: desde hackers que supuestamente desaparecieron cuentas por más de 1 millón de dólares en una Empresa Pública Municipal, hasta villanos que, en lugar de superpoderes, tienen superdiscapacidades: pese a ser sordos, oyen, pese a ser ciegos, ven y, claramente, pese a ser mancos y cojos, roban y huyen.

En Ciudad Gótica quienes están llamados a servir para combatir la permanente inseguridad que amenaza a los ciudadanos, y quienes representan a la ciudadanía, incluso en cargos de elección directa, están envueltos en actos de corrupción. Es decir, los ciudadanos depositan su confianza en quienes siempre fueron, o se convirtieron, en villanos.

Dice Batman: “No importa el tiempo que requiera. Voy a demostrarle a la gente de Ciudad Gótica que su ciudad no pertenece a los criminales y a los corruptos”.

¿Cuánto más estamos dispuestos a esperar antes de actuar? (O)