Los ecuatorianos luego de la sentencia a prisión de un expresidente, varios exministros y ciertos empresarios, por haber recibido dinero para gastos que van desde sabatinas de propaganda política hasta festejos de cumpleaños, ¿tendremos conciencia política de la importancia del voto con el que entregamos el poder político a este tipo de gobernantes?

Siempre es bueno recordar que nuestro Estado es una organización política que tiene como elementos clásicos una población compuesta por varias nacionalidades; un territorio delimitado con recursos naturales para su conservación y explotación; una Constitución que garantiza nuestros derechos y cumplimiento de deberes, a través de la división de poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, además, el electoral y de control y participación ciudadana; la soberanía, que nos hace independientes y respetados en el contexto de los demás países, y un Gobierno que ejerce el poder político.

El Estado tiene como finalidad el bienestar de la población, para su cumplimiento otorga a la población la responsabilidad de elegir mediante voto un gobierno que administre el Estado, para que logre el bienestar y seguridad de todos los ciudadanos.

Por lo tanto, la población es lo más importante de esta organización política llamada Estado, es el sujeto que tiene conciencia, memoria, sentimientos, necesidades de educación, salud, seguridad, trabajo y alimentación. Del nivel de conciencia que alcance la población dependerá el alto o bajo nivel de bienestar de la sociedad en su conjunto. Un mal gobierno es claramente identificable en el tiempo, porque empobrece a la población, claro indicador de su fracaso; lo acontecido entre la ley y los sentenciados del Gobierno anterior nos desmotiva como sociedad, pero también nos hace ver una luz de esperanza, su intensidad dependerá de nuestra acertada decisión en las próximas elecciones.

Debemos recordar a los políticos juzgados que se han beneficiado de la función pública, unos están en la cárcel y otros fugados, existen varios con procesos abiertos que parecen caminar hacia el premio de la impunidad; por citar dos ejemplos: los carnés de discapacidad de ciertos políticos y el reparto de los hospitales públicos y del IESS, antes y durante la pandemia.

Hay que recordar también la última elección, donde candidatos jóvenes participaron sin llegar al poder político, hoy, uno está en la cárcel y otro fugado de la justicia. Ojalá, el pantógrafo político, que repite lo bueno o lo malo, dependiendo de la moral y ética de los aspirantes y gobernantes, deseche el mal ejemplo y calque lo bueno para bienestar del pueblo.

Quince aspirantes a la Presidencia están en cartelera, algunos con ideas claras, otros con discursos demagógicos, varios con buenas intenciones, lo que no podemos ver es si llevan el pantógrafo para calcar a los malos gobernantes.

Es imperioso acudir a nuestra conciencia política para recordar, visualizar con claridad la realidad e identificar al verdadero líder y su grupo que aspira a gobernar el próximo periodo.

¿Tenemos conciencia política para apuntalar el Estado o dejaremos que el pantógrafo político oculto actúe repitiendo lo malo? (O)