Había una vez un país en un mundo muy cercano, pero parecía de uno muy lejano, donde sus habitantes escogían a sus propios “reyes” y les autorizaban a esclavizarlos, robarlos y denigrarlos; donde aprendieron que no les importaba que no haya hospitales mientras haya circo. Un país donde se permitía asesinatos en lugar de educación, donde los libros se pudrían y los celulares duplicaron el número de los habitantes.
Inaudito país donde la gente era usada por sus ‘reyes’ para saciar su sed económica, país donde la gente prefería construir una casa en lugar de sembrar el campo para matar su hambre, donde no podía hacer nada por la erupción de sus volcanes, pero sí podía ser menos humano cada día; un país donde ser menos y parecer más era su lema. Espero que se trate solo de un cuento de terror. (O)
Shaskya Gabriela Villarruel Granda, Quito