Cinco meses atrás, el FMI en su informe Situación económica mundial y sus perspectivas proyectaba que 34 millones de personas caerán sobre la línea de la extrema pobreza. En estos días, el FMI rectifica su publicación y realiza una nueva proyección en la que manifiesta que entre 40 y 60 millones de personas caerán en la pobreza extrema, es decir, vivirán con menos de USD 1,90 al día en el 2020, porcentualmente esto implica una variación de entre el 0,3 y 0,7, pudiendo llegar a alrededor del 9 % en 2020. Por otro lado, la proporción de personas que viven con menos de USD 3,20 al día podría aumentar entre 0,3 y 1,7 puntos porcentuales, hasta llegar al 23 % o más, un incremento de 40 a 150 millones de personas. Por último, el porcentaje de personas que viven con menos de USD 5,50 al día podría aumentar entre 0,4 y 1,9 puntos porcentuales, hasta llegar al 42 % o más, un incremento de aproximadamente 70 a 180 millones de personas.

Estos datos resultan alarmantes para las economías de países en desarrollo que aún no ingresan al denominado grupo de economías emergentes como México, Brasil, China, Vietnam, entre otros; ni tampoco forman parte de las economías consolidadas a nivel mundial como lo son EE. UU. y Alemania, entre otros. Las economías emergentes han logrado desarrollar de tal manera su mercado de producción que aglomeran más del 50 % de ella dentro de su geografía, lo que las hace llegar a tasas de recuperación más elevadas, mientras las grandes potencias son los centros financieros del mundo en donde se concentra la transferencia tecnológica hacia las periferias, y además son los dueños del mercado más lucrativo en la actualidad, precisamente el negocio de los servicios. Para Ecuador, por ejemplo, el no poseer una tasa de industrialización importante, ni un mercado de servicios que mediante las plataformas tecnológicas permita crear valor agregado, le queda únicamente la exportación de productos primarios como sustento del PIB. No obstante, estudios como el del World Bank Group denominado Macroeconomía, comercio, inversión, pobreza y equidad muestran que Ecuador en el 2020 apenas crece el 1 % del PIB en el sector agrícola, mientras decrece el 4,7 % del PIB en el sector industrial y el 9,6% en el sector de servicios.

Además, indica que para el 2022 cada uno de estos sectores no crecerá más del 1,9 %, por lo que la inversión neta extranjera representará menos del 1 % para el 2020, 2021 y 2022. Con estas cifras de inversión, y con un balance fiscal con saldos negativos por el déficit que posee el Estado, debemos pensar en una metodología que oriente mejor los préstamos de las multilaterales, destinándolos al sector de servicios y producción. Otros problemas importantes a los que se debe prestar atención son el masivo alcance de la elusión fiscal y la evasión fiscal. Algunos datos muestran que los países no miembros de la OCDE perdieron aproximadamente $ 200.000 millones anuales debido a que las empresas trasladan sus beneficios a lugares de baja tributación.

A escala mundial, se estima que la riqueza mantenida en centros financieros (offshore) es de $ 7 billones, es decir, 8 % del PIB mundial. (O)