Nadie podría negar la gran labor municipal que se está efectuando en Guayaquil, estamos encantados de la próxima inauguración de la Aerovía hacia Duran, así como del nuevo puente recién puesto en servicio, también la notable preocupación de la alcaldesa tomando medidas para evitar el temible rebrote de COVID-19, que sería un nuevo golpe a la economía de nuestra ciudad, más la saturación de los hospitales.
También debemos expresar inconformidad por obras inconclusas, por ejemplo el pequeño parque peatonal de las calles Cuarta y Central de la ciudadela Miraflores, fue proyectado con la plausible idea de regular en algo el inmenso tráfico de vehículos, pero yace inexplicablemente en el abandono. Tampoco han instalado el semáforo para el cruce seguro de calle, de los peatones adultos mayores; tenemos que seguir soportando accidentes. Además, si queremos ser “más ciudad” proclama de la anterior administración municipal, ¿por qué no se aplica la ordenanza del nivel de decibeles del ruido en Guayaquil? Los emitidos por altoparlantes de vendedores, recicladores, fiestas barriales, pitos estridentes de ciertos vehículos..., sobrepasan los niveles de tolerancia de nuestros oídos; no se respeta el descanso en el día de las personas que laboran en la noche y el de enfermos que se reponen en sus domicilios. (O)
Alfredo Minervini Faillace, jubilado, Guayaquil