A las seis de la mañana del 19 de marzo de 1958 se inauguraba el canal 12 conocido como Telecolor, empresa de televisión dirigida por el cubano Gaspar Pumarejo en el Hotel Habana Milton, de la mano de la empresa tecnológica RCA. Leonard Ferrari, gerente de publicidad de RCA, aseguró a los medios internacionales que Cuba se convertía entonces “en el primer país con televisión a colores, fuera de Estados Unidos, país donde ya se han vendido un millón de equipos receptores”. Esto fue todo un acontecimiento cultural en la entonces República de Cuba.

Luego de la Revolución cubana de 1959, el canal 12 dejó de transmitir la programación a color. Muchos años después, el personal técnico del Instituto Cubano de Radio y Televisión comenzó a reactivar los antiguos equipos de televisión en color del canal 12 y a rediseñar y adaptar nuevos equipos obtenidos de la Unión Soviética. Así, muchas familias cubanas han recordado cada año con escepticismo, gracias a una prensa tan oficial como irreal, la efeméride “Cuba con TV a color desde 1958”, pero para muchos no fue sino hasta finales de los ochenta, cuando en Cuba se seguía viendo TV en blanco y negro en los hogares, que finalmente se asignó a las familias los “modernos equipos a color”.

Sin embargo, así como la prensa cubana repite muchas veces una mentira que jamás se convierte en verdad, también convenientemente omite información importante.

Hace unas semanas, Yoani Sánchez, periodista cubana, tuiteaba que la prensa oficial no ha anunciado aún la caída del Muro de Berlín. Decía el tuit: “Así, año tras año, muchos cubanos revisamos los periódicos nacionales en busca de alguna alusión a este hecho… pero nada…”.

Para algunos cubanos, el lado Este del muro sigue siendo el país de las maravillas y el lado Oeste, el desastre del que todos quieren huir. Pero lo más increíble es que si hubieran pasado por televisión cubana el famoso discurso de Ronald Reagan de 1987 (algo políticamente inadmisible en la Cuba castrista), pocos cubanos hubiesen podido distinguir el color rojo de la corbata de Reagan mientras le pedía a Mijaíl Gorvachov que derribara el muro. El resto del mundo no solo reconoció cada una de las banderas que servían de fondo durante el discurso, sino que ya había visto el Mundial de fútbol a color desde México de 1970.

Esa misma prensa que juega con la ignorancia luego de años de adoctrinamiento sabe que la tecnología es progreso y, como es difícil visualizar el progreso en ciudades cubanas que se caen en pedazos, se limitan a repetir efemérides falsas o mentiras del castrismo como “Cuba producirá más naranjas que la Florida” o “Cuba se convertirá en un país exportador de petróleo”. El cubano pueril cree.

En la prensa cubana, a la que se le escapan “detalles” como la caída del Muro de Berlín, no se habla de los balseros llegando a Florida ni de los venezolanos en los semáforos de Latinoamérica pidiendo lo que el castrismo y el chavismo, respectivamente, les falló. Lo que sí aparece, ahora sí a todo color, es el éxito económico de la Argentina kirchnerista, la victoria revolucionaria del chavismo en la nueva Venezuela y augura que un tal Arauz será presidente del Ecuador. (O)