Las formalidades externas y la publicidad repetidamente son usadas para intentar que aparezcan cosas que no son reales.

Privilegiar que se crea algo, por sobre la realidad, es una forma de engañar –y puede ser de estafar– en perjuicio de los que crean lo que se les presenta o se les dice, y del orden público, en cuanto se extienda a la ciudadanía o a instancias del poder. No hay medias verdades. A veces falta presentarlas en forma adecuada, pero también hay lo contrario, se miente presentando algo como media verdad.

Lo señalado se observa en los sectores privados y en el público, lo que no implica que siempre se miente o se falsea.

Es esencial que todo se transparente, que se verifique –o que sea verificable–. Y de ser falso, que se sancione.

En materia de contratación pública se publicitan con “caritas felices” las reformas teóricas al ordenamiento jurídico. En casos concretos, hay infracciones no sancionadas.

La Ley establece que lo único que vale –para que tenga vigencia– en la fase precontractual es lo que se publica en el Portal de Contratación Pública, hay empresas públicas que sustituyen a los miembros de las comisiones técnicas, y que realizan otras modificaciones, que omiten publicar en el Portal; luego de varios días publican todo lo pendiente en combo, y así cierran la fase precontractual, para que todo quede en firme. Jurídicamente es nulo lo así actuado; pero los singularmente perjudicados prefieren no enjuiciar a las autoridades, porque se está ante engranajes, donde pueden producirse represalias.

En todo proceso licitatorio hay una fase preparatoria de bases, términos, condiciones, planos, y luego la precontractual de invitación, y de preguntas y respuestas –suman semanas– en que se puede cancelar el procedimiento, porque aún no se identifican oferentes y montos de oferta. En teoría, no deberían tumbarse los procesos, cuando ya se abren las ofertas y se conocen nombres y valores, sin embargo, esto se da. ¿Será cuando quien debía ser “el ungido” no tiene la mejor propuesta?, quizás.

En materia societaria, no funciona la verificación de lo que se eleva al Portal. Como no faltan empresarios, estudios jurídicos y oficinas contables que forjan actas, estados financieros e informes de comisarios y auditores externos para “cumplir” con obligaciones societarias, se han acumulado falsedades. Debe haber procesos ágiles y oportunos cuando se denuncian infracciones societarias, que pueden arrastrar a procesos penales.

Yo quiero creer en la buena fe de las autoridades del sector público y de las entidades de control, así como de quienes aparecen dirigiendo empresas. Comprendo que marañas de normativas han llevado a querer librarse de estas, para lo cual han creado otros enmarañamientos.

Pienso que –en algunos– la transparencia genera miedos sobre lo que se puede encontrar, mejor no conocer, en su actitud. Decía, con insolencia, un gerente bancario de los noventa, que luego fue procesado, “yo ordeno las actas de arqueo, no que se realicen, porque si se dan, estamos quebrados” –realmente, él tenía la certeza de cuán quebrado estaba su banco, sin necesidad de arqueo alguno–. (O)