Las armas contribuyen en homicidios: Fiódor Dostoyevski (1821-1881), en la Rusia zarista, escribió la novela de carácter psicológico Crimen y castigo, el joven Rodión asesina con hacha a una anciana usurera para apropiarse de sus bienes e inicia una lucha tenaz con su conciencia; Smith & Wesson (1852) fundaron su fábrica de pistolas y revólveres, hoy distribuidas en el mundo; Rubén Blades (1978) en su canción Pedro Navaja, “(esa mujer)… un treinta y ocho Smith & Wesson del especial que carga encima pa’ que la libre de todo mal”, asesina a Pedro, el delincuente.

Los homicidios en Latinoamérica son elevados, en nuestro país hay un incremento acelerado evidenciado por los hechos de violencia que a diario se publican. Se ven inmersos asesinos organizados o individuales que ajustan cuentas sobre la población, sin que haya una defensa oportuna por parte del Estado, sus fuerzas de seguridad y el sistema legal.

Los Estados permiten la fabricación de armas, partes y municiones; deben llevar grabados la marca, el número de serie, año de fabricación y fecha de caducidad en las municiones. Pero también existen fabricantes clandestinos.

La comercialización es el “talón de Aquiles”. El proceso legal se hace de Estado a Estado, para las fuerzas de seguridad, de fábrica a exportadores e importadores y estos al portador del arma. La cadena de comercio ilegal es la más potente; se dice que nuestro país es avenida para el tráfico de armas vía marítima, aérea, terrestre, especialmente hacia Colombia; una parte se queda.

La trazabilidad, identificación y localización de las armas es difícil porque la cadena delincuencial del tráfico opera internacionalmente, borrando el rastro. El único dato de existencia de un arma es cuando se encontró en alguna escena de crimen, ha sido incautada en operativos a delincuentes o por ciudadanos que la portan sin permiso. Las armas incautadas son fundidas en hornos industriales por fuerzas de seguridad, por orden de un juez, transformándose en varillas de hierro para construcción.

Tenemos la Ley de Fabricación, Importación, Exportación, Comercialización y Tenencia de Armas, Municiones, Explosivos y Accesorios; decretos ejecutivos y resoluciones ministeriales que restringen estas actividades, especialmente la tenencia y porte. Por la situación de inseguridad que se vive es necesaria más flexibilidad, para que la población que lo requiera se defienda o disuada al delincuente, especialmente en el sector agrícola, ganadero, acuícola, comercial y empresas de seguridad. Necesitamos fortalecer el comercio legal con trazabilidad y la participación de sociólogos, psicólogos y psiquiatras, que analicen el equilibrio de los posibles portadores, para tratar de evitar tramas como Crimen y castigo o Pedro Navaja.

En elecciones, hay políticos que piden reformar la ley con máxima flexibilidad para la tenencia y porte de armas; algunos se opusieron al “uso progresivo, racional y diferenciado de la fuerza” por miembros de las FF. AA.; otros, autodenominados revolucionarios, cuando fueron poder político introdujeron, no pistolas, sino fusiles de guerra AK 47. ¡Crimen sin castigo! (O)