Hoy culmina el 2020, un año que transfiguró a la sociedad como tal. Es conocido que cuando el ser humano empezó a organizarse en sociedad y a crear núcleos de personas que convivían juntos en un mismo espacio territorial, las enfermedades contagiosas tomaron un especial protagonismo. A medida que la población mundial fue creciendo, hubo enfermedades que se extendían y afectaban a varias regiones del planeta, convirtiéndose en una amenaza para la población, y por ende, se empezaron a documentar las primeras pandemias, desde la primera peste que afectó al Imperio bizantino, pasando por la peste negra, la viruela, la gripe española, la gripe asiática, entre otras, hasta llegar al coronavirus.

Estas pandemias usualmente transformaron las sociedades en las que aparecieron y, muy posiblemente, han cambiado o influido decisivamente en el curso de la historia. Es por eso que el Ecuador debe acoplarse a los cambios originados por el SARS-CoV-2 y debe aplicar innovaciones profundas en su organización estructural como aparato estatal. Quedan como retos principales para el 2021 la migración hacia la sociedad digital y tecnológica, el replantear adecuadamente las leyes laborales y la digitalización de la educación. Esto, además de las deudas históricas como Estado y que consisten en apuntalar, reforzar y mejorar el servicio de salud pública, combatir la pobreza y el desempleo y orientarse al cumplimiento de los planes de desarrollo locales y los objetivos del milenio. Entiéndase por sociedad digital el normalizar el uso de los medios tecnológicos, informáticos y sus herramientas para plasmarlos en el diario vivir. Por ejemplo, la educación a distancia debe dejar de ser mal vista por las personas, y se deben robustecer las plataformas digitales para apuntalar la enseñanza multidisciplinar desde varios lugares del planeta, permitiendo captar la experticia de técnicos y maestros del extranjero, cuyas sociedades son más desarrolladas que la nuestra.

Por otro lado, el teletrabajo debe ser normado como una modalidad de funcionamiento empresarial, en el cual se flexibilicen tanto las tareas como los horarios del personal de la empresa, y se oriente a un ahorro de recursos empresariales en el campo de los servicios básicos, por ejemplo; pues si un trabajador puede laborar desde su casa, ahorrará luz, agua, entre otros elementos. Para lograr este reto como país se debe fortalecer la capacitación del talento humano de las empresas, permitiendo a la vez la inserción en el mercado de modelos y otras empresas que manejen estos esquemas, para de esta forma dinamizar la economía.

Es importante acotar que el teletrabajo no debe ser motivo para la reducción salarial, pues directamente se ahorran en otros costes para la empresa y, al mejorar el clima laboral, se aumentará sin lugar a duda la eficiencia y calidad del trabajo, y por ende se mejorarán la producción, ventas u otros indicadores de cada negocio.

Finalmente, se debe reforzar la lucha contra la corrupción y fortalecer las leyes para su castigo. Penas más duras, como la cadena perpetua, deberán ser analizadas para terminar de raíz con este cáncer que nos empobrece como país. (O)