… Así podríamos llamar a la propuesta de reformas a la Ley Monetaria, porque eso sucede en (casi) todas partes del mundo desde hace dos mil o tres mil años: la idea de que se pueden reemplazar los factores reales de la economía (ahorro, inversión, productividad) con mayor impresión de dinero. Es decir, el dinero, en lugar de ser un medio de intercambio de la producción (que es lo primero y esencial), se convierte (o se pretende convertirlo) en el factor de empuje básico de la economía.

¿Tentaciones? En el caso ecuatoriano hay al menos dos, porque los gobiernos siempre están ávidos de conseguir recursos. Uno, que las reservas bancarias en el Banco Central (ojo, propiedad de cada uno de los depositantes del sistema financiero) se las quiera tomar el Gobierno para financiar sus actividades y “mover la economía” porque es dinero “ocioso” (cuando realmente cumple un rol muy importante: un colchón de liquidez y confianza ante cualquier eventualidad). Peor aún cuando se dice “vamos a financiar un bono mensual de $ 400 para un millón de familias con el dinero de la reserva internacional”, porque una parte importante de esa reserva son nuestros depósitos que no pueden servir para financiar demagógicamente gasto público (para eso pagamos impuestos).

Dos, que el Gobierno para financiarse (ejemplo, el mencionado bono) le empuje al Banco Central a crear dinero electrónico (entendiendo por ese concepto dinero que usted tiene en su celular, la “chauchera” electrónica). Aquí es importante aclarar que el dinero electrónico no tiene nada de malo (de hecho se va ampliando en el mundo), porque lo que usted hace es “subir” al celular dinero que tiene en el bolsillo o en su cuenta bancaria, es decir, es dinero real al que le da un uso más fácil (el celular). Pero lo que se pretende con el Banco Central es “subir” dinero al celular de los ciudadanos como un aporte del Gobierno, sin que exista contraparte, es decir, sin que el Gobierno haya entregado los correspondientes dólares al BCE. Entonces no son dólares, sino simples clics electrónicos sin contraparte real. Y es un engaño a la gente porque esos clics van a perder valor frente a los dólares de verdad, lo que golpea gravemente a la economía.

Estas tentaciones intenta evitarlas la ley, para lo cual hay que agregar algo más: que el BCE sea independiente del Gobierno para que no se someta a las inevitables presiones políticas.

¿Esta ley es una buena solución? Sin duda, aunque en el país tenemos una enorme tentación (¡otra tentación más!) y facilidad para violar las leyes. Por eso sí hay una mejor solución: eliminar al BCE, al desaparecer el medio desaparece la tentación. ¿Es difícil? Para nada, el resto de funciones del BCE (desde ser custodio de las reservas del Gobierno hasta estudios económicos, pasando por ser cámara de compensación de los flujos monetarios diarios) se las puede manejar bajo otro paraguas. O si no, habría otra solución (que sí podría estar en la nueva ley), al menos a la primera tentación: que las reservas del sistema financiero no las tenga el BCE sino que estén bajo otro esquema perfectamente definible… ¡Debemos suprimir las tentaciones monetarias para evitar la desconfianza que es la esencia del dinero y en este caso de la dolarización en Ecuador! (O)