A propósito del asalto al Capitolio, sede del Congreso norteamericano, por hordas enfurecidas simpatizantes del candidato Donald Trump que se resistían groseramente a reconocer su derrota y el triunfo de Joe Biden. El expresidente George W. Bush, del Partido Republicano, comparó ese acto de terrorismo interno con lo que sucede en las repúblicas bananeras y señaló: “Es un espectáculo repugnante y desgarrador. Así es como se disputan los resultados de las elecciones en una república bananera, no en nuestra república democrática”.

El escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, premio Nobel de Literatura (1967), en su novela el “Papa Verde”, retrata magistralmente los efectos del dominio de la compañía bananera norteamericana United Fruit Company en Guatemala, reducida a una “Banana República”, término que ha servido posteriormente para describir países inestables políticamente, atrasados e incluso corruptos.

Sobre la referencia del expresidente norteamericano Bush, el analista político de la CNN en español, Jorge Dávila Miguel, con acierto ha señalado, que: “Una ‘República bananera’ es un término despectivo para un país de ligera organización cívica o política. Pero dicha desorganización no se debe solamente a un 'código político nacional genético ideológico', sino también por la presencia política de las [empresas] cultivadoras del banano norteamericanas que influían para mantener condiciones propicias en el comercio y la explotación de dichas plantaciones”, además: “Es una parte dolorosa de esa verdad de las ‘repúblicas bananeras’ donde los obreros agrícolas trabajaban por salarios bien bajos e infames condiciones sociales y laborales para una mayor ganancia en la exportación del hermoso y sabroso fruto”.

Por desgracia el mote despectivo de “Banana República”, nos resistimos a chantarnos los ecuatorianos, pero muy a nuestro pesar, ya en noviembre de 2019, tuvimos el asalto a nuestro “Capitolio”, la Asamblea Nacional, por hordas que destruyeron parte de nuestra capital, “Patrimonio cultural de la humanidad”, sin que hasta el momento se señale a los responsables de esos actos vandálicos que lindaron con el terrorismo y con un frustrado golpe de estado.

Igualmente, a pocas semanas de las elecciones más importantes del país, se trata de dinamitar el proceso electoral, por las ansias y sed de poder de un millonario que quiere a toda costa ser candidato sin cumplir las normas legales de este proceso y por un juez que da luz verde al caos.

Frente a este panorama, vale la pena transcribir un fragmento de un discurso del estadista, verdadero demócrata, expresidente de Costa Rica, Óscar Arias: “América Latina corre el riesgo de aumentar su insólita colección de generaciones perdidas. Corre el riesgo de desperdiciar, una vez más, su oportunidad sobre la Tierra. Nos corresponde a nosotros, y a quienes vengan después, evitar que eso suceda. Nos corresponde honrar la deuda con la democracia, con el desarrollo y con la paz de nuestros pueblos, una deuda cuyo plazo venció hace siglos”.

“Ojalá nuestros pueblos tengan la sabiduría para elegir gobernantes a quienes no les quede grande la camisa democrática”. (O)