Un Estado tiene como finalidad el bienestar y justicia social. Son sus elementos el pueblo, territorio, instituciones, leyes y Gobierno. Lo dirige una máxima autoridad elegida. El poder se divide en Ejecutivo, Legislativo, Judicial; nosotros agregamos el Electoral y Participación Ciudadana y Control Social.

Estado profundo es un Estado ilegal dentro del Estado legal, donde poderes oscuros y ciertos políticos se asocian para llegar al Gobierno e instalados en las instituciones en colusión asaltarlas. Cada cierto tiempo se descubren organizaciones delincuenciales que gobernaron y gobiernan. En nuestro país una sentencia fue perennizada en una placa colocada en Carondelet.

Nuestra Constitución dice: “Art. 1. El Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia social, democrático, soberano…”. No da cabida a organizaciones ilícitas, no dice socialista o socialismo del siglo XXI, tampoco monarquía familiar en Carondelet, como ocurre.

Las Fuerzas Armadas (FF. AA) tienen la misión de defender la soberanía e integridad territorial; sus miembros son obedientes y no deliberantes, sujetos al poder político y la Constitución; es una de las instituciones del Estado legal democrático que respeta la Constitución en contra de organizaciones oscuras que operan en un Estado paralelo.

FF. AA. es una organización piramidal dentro del poder Ejecutivo: en su cúspide la máxima autoridad es el presidente de la República, quien nombra: ministro de Defensa como enlace político-militar; jefe del Comando Conjunto y comandantes del Ejército, Marina y Aviación. El poder Ejecutivo tiene el mando de la fuerza armada, pero no de su espíritu democrático. Los miembros de FF. AA. son parte del pueblo, formados militarmente para usar las armas en su misión; un requisito indispensable para su reclutamiento es no pertenecer a ningún partido político ni comulgar con ideologías contrarias a la democracia, como reza la Constitución; juran permanecer durante su carrera militar leales al Estado y la Constitución. La condición apolítica cambia cuando salen de la institución y pasan del voto voluntario al obligatorio.

El expresidente sentenciado y exministros de Defensa intentaron integrar a FF. AA. a su proyecto político venezolano, “socialismo, patria o muerte”. No pudieron porque el espíritu militar democrático fue más fuerte; pero introdujeron la ideología del Foro de Sao Paulo; con fuerte liderazgo sometieron las instituciones del Estado; dinamitaron la disciplina de FF. AA. inoculando la lucha de clases; para debilitarlas elaboraron leyes como la creación de una fuerza paramilitar civil armada y de seguridad social, conocida como Ley Patiño. Algunos militares que estuvieron cerca del líder sucumbieron a sus encantos carismáticos y premios, y lo apoyaron.

Los servidores de las instituciones del Estado democrático constitucional, inclusive FF. AA. y pueblo, debemos contribuir para elegir a quienes nos gobernarán por cuatro años. Nuestra tarea es identificar y bloquear con nuestro voto a fuerzas oscuras asociadas con ciertos políticos que buscan alcanzar el poder y seguir operando en un Estado profundo, ilegal, paralelo. (O)