Charles Dickens empieza su dramática novela Historia de dos ciudades, ambientada por el escritor inglés en vísperas de la Revolución francesa, diciendo, y lo abrevio: “Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos / fue la primavera de la esperanza, fue el invierno de la desesperación…”. Desde la desesperada situación en la que nos encontramos, podremos detenernos a examinar estos contrastes que nos ha tocado vivir, como personas y como país; como país, en este momento en que debemos elegir autoridades, para encontrar quiénes de ellas en el pasado reciente actuaron bien, mediocremente o mal, y, desde la experiencia, imaginarnos cómo actuarán los jóvenes que recién ingresan a la arena política. Para circunscribirnos a los último años del siglo pasado y a los del presente, podremos recordar que el Ecuador ha experimentado tiempos de bonanza, y tiempos de depresión, como los presentes; edades de estabilidad económica, y edades de descomposición y quiebra; tal la que nos obligó a abandonar nuestra propia moneda y optar por una extranjera, que nos ha traído estabilidad general y personal. Hemos tenido primaveras de esperanza, y hoy vivimos un invierno de desesperación, que queremos superarlo y que vuelva la esperanza a nuestras vidas. Los que creen que fue el mejor de los tiempos –y seguramente lo fue para ellos– mantienen un voto duro que les permitiría clasificar a la segunda vuelta electoral. La pregunta que debería hacerse el resto de la sociedad, la que rechaza a los que desean volver al poder, es cuál de los dos otros candidatos fuertes tendría mejores posibilidades de vencer en segunda vuelta. Esos son el candidato de CREO y el de Pachakutik. De clasificar el primero –que presenta un sólido programa económico para atraer inversiones–, parecería que los votos de Pachakutik se dividirían. De ganar el de Pachakutik, pensaría que, por temor al regreso de los que gobernaron los últimos quince años, habría una mayor probabilidad de un apoyo mayoritario de la derecha hacia este partido, cuyo candidato muestra una actitud sin extremismos, partidario de sostener el dólar, abierto a la cooperación con las potencias occidentales, y de rechazo a la dictadura venezolana. Sería sensato que estas dos fuerzas dialogaran, buscaran puntos de acuerdo. El patriótico propósito de sacar al Ecuador de este estado de postración bien valdría cualquier sacrificio. Así lo sueño. El recuperar la estabilidad económica es una tarea de titanes, pero aun es mayor el de la recuperación de la salud, sin la cual no es posible la económica. Por eso, porque la salud es lo primero de todo, es que deseamos que se haga lo más eficiente en conseguir las vacunas y en vacunar a la población masivamente. Es decepcionante, amargo, que en el plan de la Organización Mundial de la Salud, para la distribución de la vacuna Covax, no se haya obtenido un puesto preferente para Ecuador; cuatro países latinoamericanos han sido seleccionados antes que Ecuador para el inicio del programa; no supimos presentar organización, planes bien delineados, como lo hicieron Colombia, Bolivia, Paraguay, Panamá. La mezcla de lo público y lo privado fue, también, perjudicial. (O)