Meses antes de las últimas elecciones en Bolivia, un periodista de ese país propuso en el New York Times que los candidatos con más opción se unan, para evitar el retorno del Movimiento al Socialismo (MAS), de Evo Morales. Aunque parecía posible y necesario, no lo hicieron. El MAS volvió y es Gobierno.

En Ecuador ya no es viable hacerlo, pero existe una alternativa que enaltecería con patriotismo a los candidatos de trece listas, que según las encuestas ninguna oportunidad tienen. Es la siguiente: invitar a sus partidarios a votar por Guillermo Lasso para presidente.

Sería una manifestación de grandeza, incluso para los que se equivocaron enfilando ataques contra Lasso, sin percatarse de que pudieron desconcertar a sus seguidores, al haber sido víctimas algunos de ellos (Lucio Gutiérrez, César Montúfar, Yaku Pérez…) del enemigo autoritario común, pues ellos olvidaron que el candidato de CREO fue un protagonista importante en esa pelea. Olvidan, además, la gran corrupción en la gestión del correato de la que fue parte el candidato Arauz; del despilfarro en la construcción pública (obras con graves fallas o morrocotudos sobreprecios); así como de las violaciones a los derechos humanos y la megalomanía, características en los dictadores Fidel Castro, Daniel Ortega, Hugo Chávez y Nicolás Maduro. La propuesta ayudaría a terminar la angustiante incertidumbre.

La ciudadanía sabe cuán pavoroso es el panorama económico del país; y, que sobre el destino de todos se ciernen gravísimos peligros, aunque muchos se resisten a asumirlos. No solo es la escasa oferta de empleo por la baja productividad y la casi nula inversión en ese campo. Se trata también del embate del narcotráfico. Lo evidencia la descomunal cantidad de droga capturada entre el 2019 y 2020; y ello, sin duda, gravita en la inseguridad que percibimos, sobre nuestra integridad y sobre el proceso electoral del próximo domingo. Se confirma con la reciente información que una organización narcoguerrillera colombiana habría entregado dinero a un candidato a la Presidencia en nuestro país, quien a su vez ofrece $ 1.000 si ganare, para captar el voto de los desesperados por falta de ingresos. Muchos de ellos, desorientados por los mensajes de campaña de quienes, pese a no haber sido favorecidos por las encuestas, se empeñaron en criticar las debilidades de Guillermo Lasso, que en nada ensombrecen sus fortalezas. Precisamente, su gran capacidad de crear riqueza generadora de empleo califica a Lasso para tomar el timón de la nave en la “tormenta perfecta”, entendida esta como la desproporcionada deuda nacional; la pandemia, que puede ser inmanejable si no se vacuna pronto a mínimo 9 millones de compatriotas; la baja producción, que conspira contra la dolarización; la narcopolítica y el conciliábulo internacional de la izquierda antidemocrática, dispuesta a tomar el poder incluso aliados con narcotraficantes, como en Venezuela.

Yo confío en que la propuesta sea acogida por los candidatos Lucio Gutiérrez, Carlos Sagnay, César Montúfar, Pedro Freile, Xavier Hervas, Yaku Pérez, Guillermo Celi, Raúl Carrasco… ¿Y ustedes? (O)