Nuestros hermosos sombreros de paja toquilla de Monstecristi, netamente ecuatorianos.


Estamos en la Costa en invierno, en la temporada de playa; se usa mucho el sombrero para cubrirse del sol.

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Somos orgullosos de nuestros sombreros de paja toquilla; algunos los llaman “sombreros de Panamá” (los panameños se encargaron de comercializarlos en la época en la que los estadounidenses administraban el Canal, toda vez que lo construyeron), de esta manera lograron conectar el Pacífico con el Atlántico y facilitar el comercio entre Estados Unidos y Sudamérica, y posteriormente con Europa y Asia. Volviendo a nuestros sombreros de paja toquilla, son originarios de Montecristi, Manabí, Ecuador. En dicha población se da el tipo de paja para su elaboración. Es una paja poco común que requiere de un trabajo muy pacienzudo que se realiza a mano, desde las 12 a. m., 24:00, hasta antes de la “salida” del sol. Ya elaborados, se enviaban a Panamá y en ese país se comercializaban como si fueran de ellos.

Pasé por Montecristi y adquirí un sombrero de aquellos. Su textura permite enrollarlos sin que se arruguen; los venden dentro de unas cajitas de balsa muy bien trabajadas. Entiendo que un artesano elabora un sombrero en entre 8 y 15 días, dependiendo del tamaño y de otras características. Mi padre y sus hermanos lo usaban para cubrirse la calva en la época de los ternos de lino oscuros y de los tirantes. No hay mejor regalo de un ecuatoriano cuando viaja al exterior que llevar a un amigo un sombrero de paja toquilla; los extranjeros lo aprecian mucho. Sé de otro lugar de elaboración de estos sombreros: está en la provincia de Santa Elena; se ingresa en la Y, a la altura de Montañita, mano derecha tierra adentro, comuna de Barcelona. La paja especial la obtienen en las estribaciones de la cordillera Chongón-Colonche. Ya hecho, lo venden a las comunidades azuayas y a lo largo de la vía a Salinas, cerca de Santa Elena. (O)

Sucre Calderón Calderón, abogado, Samborondón