No tengo claro de dónde sacar valor para escribirte, el corazón duele y más al saber que ya no estás. La vida me brindó la suerte de tenerte, pude decir tengo a mi abuelito. Hoy, siento que me han arrancado un trozo del pecho y que se ha ido contigo.

Cuesta respirar, no llorar, no pedir más tiempo para tenerte a nuestro lado. El tiempo se acabó, ahora toca tener valor y caminar sin ti. Te has ido, ahora estás con la abuela. Difícil renunciar a teneros, complicado pensar en abrir esa puerta y no verte, no escucharte hablar o hacer gracias de mi vestimenta, preguntarme cómo va el trabajo. Se apagó la luz, no volverás más. Se acabó, aunque no quiera. Toca aceptar la situación, en contra de mis deseos. Me gustaría parar el reloj, que el tiempo no jugase en nuestra contra. No puedo cambiar el rumbo del mundo, somos una simple partida de ajedrez, sin saber cuándo será la última jugada. Ahora estás con la abuela, les toca cuidarme desde donde estéis. Abuelo, cierto día de otoño vine al mundo, sé que fuiste la primera persona en tenerme en brazos después del médico. Siempre dijiste que me viste inquieta entre tus brazos. Y ahora me tocó a mí estar ahí. No te solté, te hablé, acompañé, te di un beso, te pedí que no me dejases… Entendí que era el momento de partir e irte con la abuela. Ha costado, tenía miedo, pero en ese momento tuve templanza. No solté tu mano, porque no podía dejarte ir sin que supieses que te queremos y que eres importante.

Costó soltar tu mano, no quería dejarte ir… Hubiese sido un hombro más levantando ese féretro, aunque no tengo fuerzas. Toca decirte adiós abuelito, pero no puedo. Pero sí diré: ¡Os quiero abuelo José y abuela Carmen! Ahora os toca guiarme en esta partida de ajedrez. (O)

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Alexia Rodríguez Pequeño, Vigo, España