Nadie está preparado para la muerte de su mejor amigo, aunque hayan pasado los años. Un animal se cruza en la carretera, accidente, sueños que acaban de golpe, familias destrozadas, padres que no entienden por qué están enterrando a sus hijos, etc.

Nuestro encuentro en la discoteca, el reconocimiento de nuestra vecindad, las goleadas, las bodas, los hijos, tantos recuerdos agolpados en la mente... Genial amigo de sus amigos, siempre estaba allí para cualquiera... Alegre, positivo, genial, dicharachero, siempre veía más allá de las egoístas rencillas personales. Su carisma y personalidad contagiaba a su entorno y resultaba fácil y atractivo permanecer a su lado. Se casó con otro ser excepcional, divertida, solidaria, generosa, inteligente, lista, trabajadora. Murieron juntos. Ninguno sufrirá la pérdida del otro. Solo sus entrañables familias y la enorme comunidad de amigos que crearon con esa generosidad de un par de almas llenas de vida, ternura y simpatía...; dejan una huella imborrable y vivirán para siempre en la memoria de los que tuvimos el privilegio de conocerlos. Dicen que nadie muere hasta que no se deja de hablar de él. Sus amigos nunca dejaremos de hablar de ellos. Definitivamente, algo se muere en el alma cuando un amigo se va. (O)

Luis Peraza Parga, Houston, Texas, EE. UU.