Con bombos y platillos la administración pública saliente destacó el contrato para el alcantarillado de aguas servidas en nuestra sufrida ciudadela La Milina (Salinas, Santa Elena). En las tapas de las cajas de registro del alcantarillado, que a simple vista se observan que están unas más arriba que otras, y a ras de los maltrechos chaquiñanes (no se les puede llamar calles) consta grabado “año 2021″; fecha que, supongo, se firmó el contrato para esta malhadada obra, y lo digo así puesto que si tenemos la suerte de que algún día termine, cuando quieran pavimentar (de ilusión también se vive) tendrán que nuevamente demorarse otros años para resolver lo que con supina mala fe e ignorancia se ha hecho.

Además de haber destrozado lo que mal o bien estaba lastrado, han roto las veredas, los ingresos a los garajes particulares y las cercas, en algunos casos. Pueda ser que estas pocas letras expuestas en tan prestigioso medio de comunicación haga que esta indolencia de contratistas sea llamada al orden en la nueva administración (lo espero con ferviente anhelo) y obliguen a reparar lo destrozado y, por lo menos, a terminar lo que en mala forma empezaron. Sería muy bueno que algún acucioso periodista, última barrera que nos queda a los que estamos en indefensión) revise el contrato que se firmó, a ver con qué presuntas sorpresas se encuentra. (O)

Miguel Estrada Ruiz, abogado, Salinas, Santa Elena