La anécdota que les narro, que además es muy antigua, viene al caso, la contó un profesor de la universidad mientras estaba en clases, él decía que el código que enseñaba permitía ganar dinero. Ganar dinero es palabra muy común; por supuesto que nos gustó mucho la materia. El tema es así: el hijo se presenta ante su padre y le dice que se va de la casa a buscar fortuna, el padre lo felicita y le dice, “haz fortuna honradamente y si no la puedes hacer honradamente, igual, haz fortuna”. Hasta aquí la anécdota, lo demás es el cruel desafío de buscar la subsistencia para bienestar de la familia. El padre se atrevió al final, hasta darle un aparente mal consejo a su hijo, con tal de librarlo de una triste vida y sin dinero.

Estudiamos y nos preparamos, entre otras importantes finalidades, para tener dinero, comprar para ayudar a nuestros viejos, a los nuestros, a los demás y para tener una familia, lugar donde se consolida el ser humano. Los malos gobiernos, aunque hay importantes excepciones, han dejado a un país sin mercado laboral, no conseguimos empleo o es tan escaso el mercado, que hay más oferta que demanda; el poco empleo que hay sufre los efectos de la escasez. El doctor Velasco no soportaba las limitaciones que le imponían las leyes, las llamaba “camisas de fuerza”, se iba contra ellas y se declaraba dictador; ahora no es necesario recurrir a esa ira porque tenemos en la Constitución el artículo 11 numeral 8, segundo inciso, con el siguiente texto: “... será inconstitucional cualquier acción u omisión de carácter regresivo que disminuya, menoscabe o anule injustificadamente el ejercicio de los derechos”; de tal texto debemos colegir que las medidas legales que tengan justificación, deben lograr vigencia.

La necesidad es determinante, rompe los límites. Esta norma obedece a un antiguo principio jurídico que enseña que una suprema necesidad de hecho se convierte en una suprema razón de derecho. Esta disposición manejada inteligentemente sin demagogia política, podría originar una reforma laboral que logre un justo medio para la apertura y creación de empleos... En lo demás, a falta de plazas de trabajo, un sistema de préstamos a muy razonables intereses, un régimen de protección a comerciantes informales que ya está vigente y algo más, son muy saludables. (O)

Publicidad

Rafael Mendoza Avilés, abogado, avenida Samborondón