“Dime de qué presumes y te diré de qué careces”, un refrán que queda como anillo al dedo a muchos asambleístas, que presumen ser parte de la primera función del Estado, pero sepan que no me representan en nada ni a muchos ecuatorianos que amamos la democracia, porque la incompetencia y utilización del dolo para beneficios de partidos, movimientos y personales.

No crean que porque hay espíritu de cuerpo y no se aplican las normativas que castiguen inmoralidades, tienen la razón. El artículo 111 de la Ley Orgánica de la Función Legislativa habla de fuero y responsabilidades, dice que no serán responsables ni civil ni penalmente por las opiniones que emitan ni por las decisiones o actos que realicen en el ejercicio de sus funciones; y entre sus funciones no está el dolo, que es el engaño, fraude o simulación llevado a cabo maliciosamente; sin embargo, muchas resoluciones las han emitido con dolo, como por ejemplo, dar amnistía a personas que estaban enjuiciadas por violaciones de los derechos. Los asambleístas también deberían demostrar al pueblo, que cumplieron el artículo 110 de dicha ley, que por ejemplo, en el numeral 4 obliga a rendir cuentas de sus funciones cada año, o el numeral 6 que obliga a asistir puntualmente a las sesiones convocadas, o el numeral 8 que obliga a presentar cada 2 años y al inicio y término de sus funciones las declaraciones juramentadas de sus bienes, o el numeral 9 que obliga a presentar sus declaraciones de impuesto a la renta y una certificación del SRI donde demuestren el fiel cumplimiento de sus obligaciones. ¿Han cumplido la ley los asambleístas? No vemos capacidad para legislar ni fiscalizar –con honrosas excepciones–, la mayoría no revela ética, moral, para hacerlo.

Es hora de castigar lo inmoral, en las votaciones. Lamentablemente y a pesar de que está a la vista el dolo cometido en la mayoría de sus resoluciones, no se escucha a los líderes de sus partidos y movimientos rechazando dichos actos, castigando a coidearios, ya que son parte del juego macabro que está sumiendo al país en corrupción sin sanciones, y cada día escucha el argumento trillado de corruptos, de que son “perseguidos políticos”. (O)

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Francisco René Alcívar Villegas, contador, vía a Daule