Eliminando la tabla de portar drogas bajará la criminalidad y corrupción en el Ecuador. Los colegios deben de suscribir contratos con los padres de familia para que la expulsión de sus hijos estudiantes sea inmediata, en los casos de comprobar acoso, procacidad verbal o visual de los estudiantes realizados en las redes sociales, o que porten drogas, incluido alcohol para beber.

También puede bajar la corrupción en el país, reformando la Ley de Servicio Público y eliminando puestos políticos que potencian ‘discrecionalidad’ en la ‘asignación’ de contratos y de puestos de trabajo. El Banco del Estado debe invertir más en barrios pobres.

El Gobierno también debe normar que los empleados públicos y privados sigan en teletrabajo, o trabajen lo más que se pueda cerca de sus residencias sin tiempos ‘muertos’ o perdidos en su transportación, ganando horas de producción desde sus hogares.

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Las guerras, de cuya crueldad poco se topa en los textos educativos, son “una categoría muy especial de violencia porque es colectiva, directa, personal, intencional, organizada, institucionalizada”, (Van der Dennen, doctor ha realizado estudios de las ciencias del comportamiento; nació en Países Bajos; ha escrito libros de investigaciones sobre violencia humana y animal, psicopatología de la violencia humana, violencia política, nueropatología, guerras, etnocentrismo, genocidio, política de paz... ).

Hay que dar guerras, pero a las drogas en todos sus niveles, a la pobreza y al descontrol en los colegios y hogares. (O)

Fabián Valdivieso, Quito

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