“Comprendemos su malestar”; “le pedimos las disculpas del caso”; “es un trabajo emergente”, reza el desgastado y cansón discurso que Interagua usa una y otra y otra vez en sus redes sociales para justificar que no ha podido prestar un óptimo servicio desde hace dos años en el sector de Guayacanes, el norte de Guayaquil.

El 28 de octubre de 2020, un corte imprevisto del agua potable que duró más de 27 horas fue el punto de partida para una serie incontable de suspensiones del servicio en la gran mayoría sin previo aviso; la del 28 de octubre de aquel año le costó a Interagua una multa de $ 22.500 por parte de la Emapag (Empresa Municipal de Agua Potable y Alcantarillado de Guayaquil), multa que al parecer tuvo un efecto ‘motivador’ en la concesionaria, ya que desde ese momento los cortes se hicieron más frecuente, más extensos y solo en el 20 % de las ocasiones se emite una alerta previa, a los moradores del sector.

Con los trabajos que el Municipio de Guayaquil realiza desde octubre de 2022 a lo largo de la calle Pedro Jorge Vera, los cortes de agua aumentaron de manera exponencial, claro, Interagua justifica dichos cortes a base de los trabajos del Municipio, sin embargo, se han registrado hasta 10 en el lapso de 15 días, en horas en las que el personal y la maquinaria municipal no están trabajando, uno amanece sin agua, y ya.

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La ciudadela Guayacanes es una comunidad afectada por los continuos cortes en el servicio de agua y nos preguntamos ¿por qué debe pagar por el agua que llega turbia luego de un corte?, agua que hay que dejar correr hasta que pueda salir limpia, hasta que se pueda utilizar, pero que marca como consumo normal en el medidor pese a que es un líquido que no es apto para el consumo. ¿Quién responde? (O)

Marcos Xavier Villafuerte Castro, ingeniero en Marketing, Guayaquil