Ante la desolación de la inseguridad, nos toca seguir formando nuevas generaciones que propicien un cambio en la sociedad. Y esto no solo de manera intelectual o para introducir contenidos en los cerebros de los niños y jóvenes, sino que ese conocimiento descienda a los corazones, nos mueva o inspire a ser empáticos, y que luego nos lleve a palpar la realidad, al compromiso concreto. Porque a mi entender todo conocimiento debe partir de la realidad y volver a ella para transformarla.

Las necesidades de los niños de hoy

Si queremos que la educación valga la pena, creo que independientemente del modelo pedagógico, podríamos seguir estos ejes vertebradores. Después de todo esta es nuestra naturaleza: conocer, amar y hacer, si seguimos este itinerario, seguro tendremos seres humanos íntegros y plenos. (O)

Cristhiam Carpio Castro, magíster en gerencia y liderazgo educacional, Daule