La tendencia natural es que se unen en grupos quienes son similares. Así, se juntan seres vivos de una misma especie, personas con las mismas preferencias, características. Esto explica una homogeneidad de los grupos: similares respuestas a eventos, similares objetivos, comportamientos parecidos, y así por el estilo.

La parte positiva de la reunión en grupos es el intercambio de conocimientos, experiencias y descubrimientos positivos. La parte negativa y más grave es cuando la característica de los que se unen o juntan en grupos es el fanatismo, el dogmatismo, la sumisión, la obediencia ciega; esto genera una inmovilidad o incapacidad de razonar, falta de deseo de superación, conformismo y dependencia intelectual enfermiza. Lamentablemente lo hemos visto en Ecuador, en una mayoría encargada de generar leyes, o en ciertos grupos políticos donde el mérito es quién se destaca por mayor servilismo o sumisión. Parece que estas características son contagiosas. Por su condición de obediencia algunas personas definen esto como orgánicos, no están en capacidad ni de crear leyes ni de gobernar nada, y peor cuando los líderes practican hoy lo que criticaban ayer. (O)

José Jalil Haas, ingeniero químico, Quito