La Real Academia de la Lengua dice que la palabra caramba es un eufemismo, denota sorpresa y a la vez enfado. Quienes hacemos uso cotidiano de esa palabra la definimos como una exclamación cuando se produce una frustración y evitamos emitir una palabra no adecuada o un insulto que puede agravar una situación, además, el insulto pone como vulgar a quien lo infiere.

Continuando con caramba, tiene un uso común cuando una mosca perturba al lector en su concentración.

Quienes salieron del país cinco años atrás dicen: “¿Qué caramba ocurre en Ecuador?”. Les resulta una sorpresa mayúscula la situación con la que se encuentran desde su arribo, con la espera, el trato que reciben en las oficinas de control migratorio, ya respiran un ambiente de negligencia, desinterés, descuido. Preguntémonos ¿qué pensarán los turistas extranjeros?

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Un compatriota que llegó mencionaba, “caramba, el costo de la vida ha aumentado y las oportunidades de trabajo son escasas o inexistentes en Ecuador”. No tenemos que asombrarnos que el resultado de los malos gobernantes, la corrupción, la delincuencia que abre paso al tráfico de drogas, como les dice la policía “substancias sujetas a fiscalización”, son motivos principales por los cuales la gente migra sin importar los peligros ni el costo de su transportación, ya que dicen que aquí con la suma de dinero que pagan para el viaje, en pocos meses no tienen un dólar porque todo es caro, y si logran llegar a otro lugar encontrarán trabajo para enviar unos dólares a la familia, y con 60 años de vida puede ser posible alcanzar una jubilación; pero que aquí esperan vegetar en la pobreza, el envejecimiento y la muerte.

Sabemos que tenemos una tierra bendecida, pero un pueblo que se deja manipular y caer como presa apetecible de quienes fungen ser sus salvadores, autoridades. (O)

César Antonio Jijón, Daule