La realidad de nuestro país en la pandemia del COVID-19 puso al sistema de salud con una mano atrás y otra delante, como dirían nuestros abuelitos; el vicepresidente de la República, doctor Alfredo Borrero, palpó en sus visitas a centros de salud de primer orden el trato a los ciudadanos ecuatorianos y peor aún a los extranjeros: falta de humanidad, pésimos funcionarios públicos apadrinados, precaria vocación.

El vicepresidente si investiga más a fondo se va a topar con negociados, citas médicas preferenciales para familiares de funcionarios, medicinas caducadas, convenios de activos fijos en franco deterioro, sindicatos y personal que se creen dueños de las entidades de salud pública, etc.; cuando gracias a nuestros aportes de los impuestos los funcionarios públicos tienen trabajo y remuneración. La atención que tienen que dar debe ser expedita y emergente. Estos servidores públicos puede ser que también lleguen a jubilarse en un futuro cercano y sientan el mal servicio cuando acudan a centros médicos del Estado. (O)

Jorge Emilio Gutiérrez Vera, Urdaneta, Los Ríos