Lamentable el caos y la anarquía en las cárceles del país, que ocasionan centenares de crímenes, extorsiones, corrupción de personal, etc., ya que el anterior gobierno se empeñó en destruir todo lo que se había mejorado, siendo la principal muestra el sistema penitenciario que tenía un cierto orden; pero por incapacidad y mala fe regresó la corrupción de siempre ocasionando hechos sangrientos que avergüenzan al país.

La historia juzgará severamente el afán de destruir, boicotear y caotizar proyectos que hubieran dado soluciones a problemas económicos, sociales y energéticos. La sociedad ecuatoriana condena severamente tanta malignidad que no encuentra más explicación que realizar negociados con cuentas, para recibir coimas en forma impune; pero como todo se descubre, los responsables más temprano que tarde serán sancionados y ubicados en el sitio que les corresponde. (O)

María Anunzziata Llerena Naranjo, Guayaquil