Varios amigos, parientes y sus familias y empleados están en las casas enfermos de COVID–19, tienen fiebre, dolores en el cuerpo, la cabeza, la garganta, tos, gripe, cansancio, escalofrío, calambres, malestar de estómago, picazón de cuerpo y ojos, etc.

En la pandemia dejaron de usar mascarillas. Llegaron a sus hogares empero no se quitaron los zapatos para entrar, no lavaron la ropa, no iban directo a bañarse, no lavaron los productos que venían comprando, comieron y bebieron en la calle en platos y vasos de vidrio, no en vajilla descartable. Saludaron a las gentes con besos, abrazos, dieron la mano. Estuvieron en reuniones, cumpleaños, en las transmisiones por televisión en explanadas de estadios, en restaurantes, bares, durante los dos juegos de fútbol de Ecuador en Qatar; visitaron las casas de amigos, acudieron a espectáculos, conciertos, estadios y a comprar en lugares con concentraciones grandes de personas, etc. Los médicos de hospitales dan a conocer en televisión que en diciembre existe más contagio de coronavirus por los compromisos sociales, las aglomeraciones, las quemas de años viejos el día 31 en la playa, el consumo de bebidas alcohólicas, los arribos de viajeros desde otros países. ¡Pueblo, la pandemia de COVID–19 no ha terminado! (O)

Miguel Bastidas P., Guayaquil