En televisión, calles, colectivos, radios, internet, hacen ‘pseudoinformaciones científicas’, personas, las cuales no dicen que son científicos, médicos, en qué laboratorio trabajan; son simples voceros para vender pastillas, preparados, jaleas, polvos concentrados, bebidas, parches, líquidos, etc.

Realizan propagandas muy cansinas: “sin necesidad de gastar dinero de que usted visite un médico”. Promocionan los ‘milagros’ de dichos productos para ‘curar todo’: herpes, diabetes, insomnio, obsesidad, ronchas, acné y pecas, problemas de la presión, los riñones, hígado graso, vesícula, huesos, estrés, cálculos biliares; anemia, artritis, calvicie, tos, gripes, asma, cefaleas (dolores de cabeza), impotencia, arritmia cardiaca, temblores, nervios, depresión, menopausia, hemorragias, próstata, cataratas, etc. Promocionan los contenidos de los “remedios milagrosos”: marihuana, carbón, sales, arenillas de río, hierbas orientales, concha, caracol, esencias de raíces de plantas, etc. ¿Quién revisa la calidad de los productos para que la gente los tome, se aplique, etc.?, ¿cómo los hacen?, ¿dónde los hacen?, ¿quién da el permiso para el consumo? El malhadado gobierno de Correa cerró el Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, centro científico y laboratorio que realizaba los controles de calidad de todos los productos. Las personas deben concurrir a los doctores y tomar solo lo que los doctores recetan. Automedicarse puede ser peor que la misma enfermedad, más aún si no sabe la procedencia de lo que se aplica. (O)

José Vicente Luna, Guayaquil