Insisto al presidente de la República, Guillermo Lasso, en la incompetencia y desidia de dos instituciones públicas que, se supone, deben dar ayuda efectiva y calidad a las personas que requieren de sus servicios; una es el IESS, no atiende a los jubilados, y la otra es la Universidad de Guayaquil, que no depositó entre los años 2000–2009 los fondos de reserva de sus trabajadores docentes y del personal administrativo, y hasta ahora lo hace a pesar de los reclamos de la mayoría de jubilados.

Esto ocurre porque el trámite en el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) es largo y su burocracia sigue siendo la misma o peor, tiene casi un año el trámite enviándolo por distintos departamentos que ni ellos saben qué hacer. Por otro lado, la Universidad de Guayaquil no deposita el dinero que debe y lo retiene de una forma incomprensible, pone trabas a su misma gente con la que convivió y trabajó; igual cosa sucede con la jubilación complementaria, pero lo peor es que devuelve dinero al Estado y en cantidades considerables, que no se ha usado, cuando termina el año docente, pudiendo muy bien usarlo para pagar sus obligaciones pendientes. Ojalá se pueda revertir esta situación con un cambio de postura de la Universidad (que no solo un rectorado) y con mayor agilidad en los trámites del IESS. (O)

Rafael Ignacio Aguirre Navarrete, neurólogo, Guayaquil

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