A diario observo que el presidente de la República, Guillermo Lasso, se reúne con el dirigente indígena Leonidas Iza y su gallada, supuestamente por el tema del subsidio de los combustibles. Hasta ahí no existe problema. Sin embargo, me queda la sensación de que solo tiene tiempo para este señor y su círculo indígena íntimo, quienes copan la agenda presidencial y no salen del Palacio de Carondelet.

El presidente fue elegido para atender las necesidades de 17 millones de habitantes. Qué privilegios tiene ese caballero que entra y sale del Palacio y encima bravo, o lo atienden o lo atienden. ¿Y el resto de ecuatorianos, para cuándo? Todos queremos ser recibidos, sin embargo, es imposible hacerlo. Hay demasiadas cosas que resolver como para solo escuchar la misma cantaleta de un señor que quiere lo suyo, pero no le importa el resto. Dicho señor, al presidente, no le cancela sus haberes, su sueldo lo pagamos los ecuatorianos. Dicho señor debe buscar un oficio y dejar trabajar con tranquilidad al presidente. No hay derecho que una persona disponga del tiempo de un gobernante, y si está inconforme con el subsidio a los combustibles, use carbón, leña o algo que su pachamama le ofrezca. (O)

Mayra Camposano Costa, ama de casa, Guayaquil