Invocamos en tiempos de violencia, odio, flojera y miedo a la madre patria y la educación, paz, amor, fortaleza, seguridad que le debemos dar. Cabe en el momento exacto de la historia que decurre que nos inspires a enfrentar con determinación, más que con resignación, los embates del maligno materializados en la delincuencia, crimen organizados, corrupción y en la política deshonesta, entre otras aberraciones.

Mis expresiones pueden chocar con tu ternura, bondad y nobleza, pero sabrás entender porque de ti aprendimos que decir la verdad duele, pero libera. Seguramente lo sabes, ya que eres trascendente, pero hoy no hubieses imaginado el sainete legislativo liderado por ciertos partidos y afines que comenzaron a enjuiciar al mandatario sin argumentos jurídicos, éticos, siguiendo en la línea de debilitar la institucionalidad, crear conmoción, ganar protagonismo político e instaurar cierta dinastía en una asamblea con marca socialista; pero todo terminó con la muerte cruzada, el recurso constitucional de Montecristi (artículo 148) del cual el presidente Lasso echó mano para disolver la Asamblea obstructiva que pasó a la historia, en donde sus operadores dejaron de debatir proyectos de leyes y la convirtieron para transacciones, reparto de lo poco que queda del país. Se respira tranquilidad a partir del cierre de la Asamblea, pero se inició el tortuoso y costoso proceso electoral. En la línea de la deshonra, te sorprendió patria, el rompimiento entre hermanos indígenas por acción de un falso profeta de los Andes, que de forma violenta, ilegal y misógina, en recientes elecciones de ellos, impuso a uno que ahora espera dirigir el país como candidato quizás. También habrías renegado porque una exalcaldesa no asistió a la posesión del nuevo burgomaestre argumentando que este “tiene su estilo y su libertad”; ¡qué indelicadeza! Tampoco concibes que se atente contra la vida de quienes están reactivando el caso del asesinato del general Gabela, ya que se conocerán nombres en el informe del perito. En fin, les faltaron tus valores: tolerancia, dignidad, amor. Te seguimos necesitando, mamá, para aprender a perdonar a tanto destructor, traidor, tirano, ambicioso, a todos los que han sucumbido al dinero fácil, la fama fugaz, los placeres mundanos. Gracias, madre patria, porque sigues siendo luz al final del túnel. Sigue con tu bondad, deseando que cambien los corazones de tus hijos... Dios está contigo, madre patria de los pobres, ricos, chicos, grandes, buenos, malos. (O)

Joffre E. Pástor Carrillo, educador, Guayaquil