Este lunes 14 de noviembre recordamos el Día Mundial de Diabetes, y con este recordamos a todas las personas que por situaciones ajenas a ellas tienen una condición de vida diferente, sí, diferente... siempre dependiendo de controles diarios de glucosa, de aplicaciones de insulina, de correcciones, de controles, de exámenes regulares, y otras situaciones que hacen que quienes son diagnosticados con diabetes sean verdaderos guerreros.

Y no me refiero a la diabetes tipo II, aquella que suele presentarse ya sea por la edad o por malos hábitos de alimentación y vida... no, no me refiero a esa diabetes que padecen nuestros hijos pequeños, nuestros hijos adolescentes, aquella que sin avisarnos entra en nuestras casas, en nuestro día a día... aquella que de un solo golpe cambia nuestras rutinas y, sobre todo, cambia la vida de nuestros hijos.

Este 14 de noviembre, la vida para nuestros hijos y nosotros seguirá siendo la misma...

Sí, estimado lector, este 14 de noviembre ‘recordamos’ y no ‘celebramos’ el Día Mundial de la Diabetes, pues no hay nada que celebrar... aunque ya veremos la ‘solidaridad’ de las entidades públicas y privadas, muchas poniendo luces azules en sus edificaciones, escucharemos sendos discursos y nos llenarán de promesas que jamás se cumplirán o lo harán en mínima parte, o sea, solo para la foto...

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Bueno, de todas formas este 14 de noviembre la vida para nuestros hijos y nosotros seguirá siendo la misma, controles, insulina exámenes, correcciones y tocar las puertas, como siempre, de las entidades del Estado que tienen la obligación por ley de velar por la salud de nuestros hijos, más aún con una condición de vida como la descrita.

Pero toda historia tiene héroes y, en nuestro caso, son aquellas fundaciones que hacen todo su esfuerzo por suplir en algo lo que el Estado no realiza, gracias a esas fundaciones, héroes anónimos en esta dura condición... ¡Gracias, Fuvida! (O)

Jorge Luna Jijón, Guayaquil