Es una vergüenza que Rusia después de su agresión contra Ucrania siga teniendo un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas con el derecho a vetar las resoluciones que le afectan.

De los 192 países de las Naciones Unidas, NN. UU., 16 se abstienen de condenar a Rusia: Belarús, Bolivia, Camboya, Cuba, Corea del Norte, China, Eritrea, Guinea Ecuatorial, Irán, Laos, Malí, Nicaragua, San Vicente, Siria, Venezuela, Zimbabue. La mayoría abrumadora hacia el principio esencial para pertenecer a las NN. UU., el de integridad territorial de cada uno de sus miembros, debería hacer posible descabalgar a Rusia de su puesto en el Consejo de Seguridad, porque es como tener al lobo cuidando de las gallinas. No puede ser un actor esencial en la garantía de paz y seguridad del mundo, un dictador que anhele imperios perdidos basados en el sufrimiento de víctimas inocentes. Parafraseando al ministro de Exteriores alemán: si Rusia deja de luchar, se acaba el conflicto; si Ucrania lo hace, dejaría de existir. (O)

Luis Peraza Parga, Houston, Texas, EE. UU.